RD obligada a ganar dos partidos en Juegos Olímpicos

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SD. Superado el primer objetivo de avanzar a la segunda fase con más de una victoria, el quinteto dominicano afronta a partir de mañana el tramo más complicado del preolímpico de baloncesto que se juega en la capital mexicana.

En la siguiente ronda (entre mañana y el miércoles) no habrá rivales tan accesibles como Panamá y Uruguay. Los quisqueyanos se medirán en días corridos a una aceitada Argentina que terminó invicta su grupo, a un Canadá blindado de NBA que llegó como favorito hasta que la albiceleste la desnudó en el estreno, además de Puerto Rico y Venezuela.

En el papel, bolivarianos y boricuas lucen como los contrincantes más razonables en las aspiraciones quisqueyanas de llegar a la semifinal o de conquistar una de las tres plazas para el repechaje, que aparece como el objetivo más realista a estas alturas. Dos triunfos más pueden asegurar un lugar en la semifinal y evitar las calculadoras para no decirle adiós al sueño Olímpico en este campeonato.

En su trayecto para clasificarse al pasado Mundial ya los duartianos vencieron a argentinos, canadienses y boricuas.

La eliminación ayer de Brasil con su derrota ante los panameños impulsó la candidatura dominicana, ya que pasa a la segunda ronda con los puntos de dos victorias, puesto que la acumulación que se resta es la del conjunto descalificado en cada grupo e irá con cinco (cuatro por dos triunfos y uno por la derrota ante México).

Los dirigidos por Kenny Atkinson presentaron dos caras muy diferentes en cuatro juegos. Pasaron de ser un equipo sin brújula que el entrenador no conocía y en el que jugaron los 12 integrantes en una mitad a uno que anuló a una Panamá con todas las herramientas para hacer daño, e hizo lucir ridículo a un Uruguay con el juego de rotación que más daño suele hacer a los criollos.

El público pidió la cabeza del técnico estadounidense tras caer en 0-2 con los reveses ante México y Brasil, y tomó protagonismo la ausencia de Al Horford, Jack Michael Martínez, Ronald Roberts y Karl-Anthony Towns. Un aire muy diferente se respiró más tarde.