¡Respetemos y  evitemos las ofensas  internacionales!

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El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill De Blasio, manifestó, su ideal personal sobre la situación migratoria, Dominico Haitiana,  y de inmediato el ministro de turismo, Francisco Javier García, califico sus ideales, por un lado de “inoportuno, demagógico y desconocedor de la realidad de la migración haitiana en la República Dominicana”, y por otro lado califico al Alcalde neoyorquino, como que  “refleja su ignorancia de los vínculos históricos con  Estados Unidos.

El señor Reinaldo Pared Pérez, Secretario General del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), llamó al pueblo dominicano, a rechazar y enfrentar la posición del “entrometido Alcalde de Nueva York, respecto de los haitianos; ¡quien No es más que un freco!”.

Esos calificativos son irrespetuosos contra el honorable alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill De Blasio, y reflejan además una persecución contra los ideales personales y una  posición equivocada  sobre los derechos humanos y protección a los desposeídos.

Tiene que saber el ministro de turismo y el senador secretario del PLD, que deben contradecir las opiniones del alcalde y de cualquier otra persona del país que sea  con respeto y ponderación, porque no están tratando con sus subordinados dominicanos, que tienen que aguantar las ofensas que sean, sin quejarse y sin consecuencias presentes y futuras.

Si son intelectuales, ministros y tienen la verdad, entonces iniciemos respetando las posiciones ajenas, no debemos comportarnos como toros bravos que cabeceamos y les clavamos los cuernos a todos los opositores, y eso es muy peligroso cuando de relaciones internacionales se trata.

Recuerden que el respeto enseña a respetar, y si braveamos y nos pelemos con todos,  tendremos que hacer una isla aparte,  con un continente propio, y aunque económicamente estos están argados, no creo que posean tantos bienes como para lograr esta azaña.

Los dominicanos nacidos aquí y que han viajado, son testigos del apoyo y respeto brindado por los Estados Unidos, así que,  resulta una ingratitud, los calificativos despectivos contra el alcalde, porque este no ataca la República Dominicana, para su mal,  sino para hacerla volver al respeto de los derechos humanos, que es un compromiso internacional de la nación.

También se envió una carta al señor alcalde, de parte del honorable embajador dominicano en los Estados Unidos, José Tomas Pérez, en unos términos poco amigable, que reflejan poca cordura y desequilibrio en el trato que merece el gobernante  de Nueva York.

Ojala que ahora los contestatarios no propongan romper las relaciones con Estados Unidos, por supuesta injerencia, ni con los demás países de América y del mundo; que están dispuestos a no callar y manifestar sus punto de vista,  bajo el criterio de que son parte de un conglomerado internacional subordinado a los derechos humanos, entre los cuales está la República Dominicana.

Recuerden señores,  que la libre expresión es un derecho fundamental y humano y que si lo coartamos, entonces realmente seremos excluidos y señalados como sus violadores, y no tendremos derecho a réplica ni reclamos posteriores.