Macri reconsidera su política exterior conforme se enfrenta a las realidades del liderazgo

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En el sur de Argentina una estación de seguimiento de satélites china está bajo construcción, la cual, según los críticos, podría ser una fachada para una base militar. Esta cuestión se ha convertido en una prueba clave de la política exterior de Mauricio Macri, el nuevo presidente de centroderecha de Argentina.

La base de satélite, localizada en la remota región de Patagonia, es parte de varios acuerdos secretos entre China y Argentina firmados por la ex presidenta populista Cristina Fernández de Kirchner, los cuales su sucesor, el Sr. Macri, prometió que revisaría debido a preocupaciones de que la estación podría ser utilizada para recopilar información militar confidencial de EEUU.

Pero después de realizar su análisis, el gobierno argentino ha intentado apaciguar a los críticos, insistiendo en que la base está destinada “exclusivamente para fines civiles”.

La instalación china de telemetría, rastreo y control de objetos espaciales — la primera de su tipo fuera de China — supuestamente es operada por una unidad del Ejército Popular de Liberación de China.

“Una base que enarbola la bandera china en Argentina no es aceptable”, dijo Dante Caputo, un ex ministro de relaciones exteriores en la década de 1980.

La postura menos agresiva con respecto a los acuerdos chinos, junto con una actitud más complaciente hacia Venezuela sugiere que el Sr. Macri no está rechazando por completo las políticas exteriores de Kirchner.

Por un lado, ha habido un gran cambio en la política exterior de Argentina. Esto fue destacado por la muestra de apoyo del Presidente Barak Obama hacia el líder — que tiene una actitud favorable hacia los negocios — durante una visita oficial este año, después de visitas de los líderes de Francia e Italia.

“¿Cuántos líderes de Estado ajenos de la región visitaron Argentina durante la era de Kirchner? Prácticamente ninguno”, dijo el Sr. Caputo.

Jason Marczak, un director del Centro Latinoamericano Adrienne Arsht del Consejo Atlántico, dijo que ha habido un “giro de 180 grados” con respecto a las políticas proteccionistas de la Sra. Fernández, quien estaba a favor de establecer relaciones con países como China y Rusia que desafiaban la influencia de EEUU.

Aun así, según el Sr. Marczak, China es una gran potencia mundial y es el segundo socio comercial en importancia de Argentina y un hambriento consumidor de la soja, su principal producto de exportación.

“Argentina no va a abandonar a China a favor de EEUU”, dijo. “Macri debe mantener un delicado equilibrio”.

Aparentemente, el Sr. Macri parece haber suavizado su postura agresiva hacia Venezuela, donde se está agudizando cada vez más una crisis humanitaria, conforme la mayoría de ciudadanos venezolanos están luchando para obtener suficientes alimentos y medicamentos para cubrir sus necesidades básicas. Después ganar las elecciones el año pasado, el Sr. Macri prometió que se movería para suspender a Venezuela de Mercosur, el grupo de comercio regional, debido a violaciones de derechos humanos. Pero eso nunca sucedió y desde entonces Argentina ha sido criticada por el secretario general de la Organización de Estados Americano por obstaculizar esfuerzos para suspender a Venezuela de ese grupo.

Un diplomático argentino dijo que el cambio de actitud del Sr. Macri con respecto a cuestiones que había criticado ferozmente concuerda con la regla que asevera que “cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos y viceversa”.

Además, las decisiones del Sr. Macri han sido influenciadas por su creciente papel de líder en América Latina, donde Brasil, la economía más poderosa de la región, se encuentra en medio de una crisis que podría ocasionar un gran revés para el país.

La meta principal de la política exterior del Sr. Macri es romper las barreras comerciales y atraer inversión extranjera para apoyar la economía, dice el Sr. Marczak. Si no puede obtener el apoyo de EEUU y Europa, “podríamos ver el regreso de la Argentina de la era de Kirchner”.

Benedict Mander (c) 2016 The Financial Times Ltd. All rights reserved