La Universidad Central de Venezuela lucha con corazones y billeteras para conservar el arte

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Es una imagen que provoca escalofríos para amantes del arte. En junio de 2013, durante una protesta en la Universidad Central de Venezuela (UCV), un autobús fue incendiado en la entrada del edificio del rector. Las llamas dañaron un mural icónico del pintor venezolano Oswaldo Vigas.

El Consejo de Preservación y Desarrollo de la UCV (COPRED) y los estudiantes reunieron más de Bs370,000 (US$58,700 según la tasa cambiaria oficial o US$440 en el mercado negro) en donaciones privadas a través de una campaña llamada SOS UCV.

“El mural estaba en riesgo de perderse pero lo salvamos”, dijo Alma Ariza del COPRED. “Hoy día, dadas las crisis políticas y sociales, no estoy segura que podríamos hacerlo de nuevo. Tristemente, muchos venezolanos, comenzando con nuestros funcionarios, no se han dado cuenta del peligro aquí”.

El World Monuments Fund describe a la Ciudad Universitaria de Caracas, diseñada por el arquitecto modernista venezolano Carlos Raúl Villanueva, como “una obra maestra de planificación urbana y arquitectura del siglo XX”. Es además un sitio de patrimonio histórico que alberga un conjunto único de obras de arte.

Construido entre 1940 y 1960, el campus contiene un gran número de obras de Alexander Calder, Fernand Léger, Víctor Vasarely, Henri Laurens y Alejandro Otero. Es un reflejo del hecho que hace décadas, cuando fluía el dinero petrolero, Venezuela era una potencia de las artes en la región.

Pero ha padecido de recortes del presupuesto durante varios años, en parte debido al desdén del gobierno de izquierda de una de las principales universidades del país. Los críticos aseveran que los tesoros artísticos de la UCV están en peligro.

Ahora que el auge del petróleo se ha terminado, la economía está en un espiral descendiente y la preservación de la colección es un reto debido a la falta de recursos, materiales y voluntad política.

Miguel Miguel García, uno de los fundadores de la galería de arte nacional, dice que todo comenzó a cambiar cuando Hugo Chávez tomó el poder a finales de la década de 1990. “No hay interés por parte del estado para mantener esto”.

Los críticos dicen que la cultura fue marginalizada por la agenda populista, que reorientó el gasto a campañas electorales sin fin, en lugar de mantener una de las colecciones de obras maestras de arte público más grandes de América Latina.

Chávez legó una economía débil a su sucesor, Nicolás Maduro. La economía se ha contraído rápidamente, con una inflación de tres dígitos, conforme se desplomó el precio del crudo, obstaculizando el uso de recursos para proteger obras de arte.

Según COPRED, la restauración del vitral de Léger en la biblioteca principal — el cual está siendo dañado por un hongo — costará US$1.3 millones al tipo de cambio oficial o US$10,168 en el mercado negro.

La obra de preservación del Aula Magna de la universidad, con sus nubes acústicas diseñadas por Calder, costará US$392,919 a las tasas oficiales o US$2,943 en el mercado negro. “El estado nos ignora, por eso estamos desesperados buscando fondos”, dijo la directora del COPRED, Luisa Palacios. El presupuesto mensual de su departamento es de Bs85,000 (US$13,492 a la tasa cambiaria oficial o US$101 en la no oficial).

Según la rectora de la UCV Cecilia García Arocha, este año el gobierno asignó sólo 39 por ciento de los fondos solicitados por la UCV. Esto es sólo US$3.7 millones en la tasa cambiaria no oficial; una pequeña cantidad que amenaza la subsistencia de más de 60,000 estudiantes y 6,000 profesores y pone en peligro a 100 obras de arte.

El instituto de patrimonio cultural y el ministerio de educación universitaria de Venezuela no respondieron a solicitudes de entrevistas. Manuel Fernández, ministro de educación superior, ha dicho que las instituciones han recibido entre 80 y 100 por ciento de lo que solicitaron en 2015. “Eso es totalmente falso,” dice la Sra. Arocha.

Ella añade: “Hemos sido un sitio patrimonial desde el año 2,000 y durante 15 años el instituto de patrimonio cultural nunca nos ha dado un solo bolívar para mantenerlo”.

El año que entra, la UCV sólo recibirá 32 por ciento (US$5.1millones) de los US$16m que se han solicitado, y sólo 6 por ciento de esto se utilizará para mantener el campus, incluyendo las obras de arte.

Negocios como el Banco Mercantil de Venezuela y Telefónica de España han ayudado a la UCV en su campaña para mantener sus obras de arte. Mientras, en la oficina de la Sra. Palacios, se encuentran bolsas de plástico que contienen mosaicos venecianos que se han caído de los murales de Léger.

Estos mosaicos son recopilados por los 20 “observadores” del COPRED — estudiantes voluntarios que están a cargo de crear conciencia del legado cultural de la UCV — y entonces son pegados de nuevo por la unidad de preservación de arte, que enfrenta el reto de mantener las obras con presupuestos cada vez más pequeños.

Alexander Apóstol, un fotógrafo de renombre quien estudió en la UCV, resumió la situación a principios de este año: “La cultura es el sector más vulnerable, y el primero en caer durante las crisis económicas, sociales o políticas de una sociedad”.