Irregularidades que “intoxican” el alimento escolar

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PUERTO PLATA. La preparación y distribución del alimento escolar no siempre se ve tan bien como en las fotos oficiales. Entre los actores del Programa de Alimentación Escolar (PAE) que ejecuta el Ministerio de Educación a través de Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) se cuecen “habas” que contaminan uno de los principales estandartes de la “revolución educativa” que promueve el gobierno de Danilo Medina.

Las denuncias de sabotajes, disposiciones inadecuadas de los alimentos, falta de higiene y quejas de favoritismo político entre suplidores, son algunos de los “ingredientes” que “intoxican” el programa. Su mezcla ha afectado este año unos 326 estudiantes en distintos planteles escolares del país.

Higiene

En el municipio de Luperón, Puerto Plata, tres suplidores sirven el almuerzo a las escuelas que operan en tanda extendida. Uno de ellos, sin nombre visible, funciona en un cuarto poco iluminado con paredes de blocks calados cubiertas con una malla metálica tipo screen y sin revestimiento. La persona que se identificó como dueño no permitió el acceso, pero desde la puerta se podía observar desperdicios de comida cerca de los alimentos que preparaban. También latas poco higienizadas que soportaban utensilios con comida.

Otro de los suplidores opera en un negocio en reparación. Tras un estrecho callejón se avista a un lado a una mujer lavando piezas de pollo en una ponchera que soportaba sobre una lata de hojalata. En el piso de un cuarto, otra ponchera contenía los desperdicios de víveres. Llamaba la atención una tapa colocada en el piso, justo debajo de donde se cocinaba la pasta que ese día servirían a los estudiantes.

En el techo, del hueco de un zócalo inexistente salía un alambre eléctrico del que colgaba una bombilla, cuya iluminación competía con los rayos solares que dejaban pasar las aberturas de las paredes en reconstrucción.

“Yo estoy trabajando… Estoy haciendo lo que yo puedo, porque me hacen construir aquí y allí…”, se queja la dueña del negocio que lleva tres años supliendo almuerzo escolar sin que nunca le haya ocurrido un evento de salud, según afirma.

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El panorama de estos negocios se aleja de los requerimientos que tiene el INABIE para los suplidores.

“No puede haber basura acumulada al exterior del establecimiento. Las paredes tienen que estar pintadas e higienizadas; no puede haber un hueco que pasen roedores ni insectos, por eso se les pide tener scrines en las ventanas. A nivel interior, no puede haber filtraciones porque se acumulan esporas que dañan los alimentos, no se permite que los interruptores eléctricos estén desprendidos, porque acumulan alimañas, las bombillas deben tener difusores, para evitar que si se rompe caiga en los alimentos”, detalla el director del INABIE, René Jáquez.

Para velar por el cumplimiento de sus exigencias, el instituto cuenta con 169 inspectores que deben supervisar a los 760 suplidores del almuerzo escolar en las 883 escuelas con tanda extendida que hay en toda la geografía nacional.

Luperón es el Distrito Educativo 1104, compuesto por 44 planteles con un total de 4,200 estudiantes, informó la directora de Educación, Rosa González. En esta demarcación ocurrió el mes pasado el episodio de intoxicación que más estudiantes ha afectado:161 en total.