El “feo ambiente” en la escuela de Barrio Lindo

0
24

Tres casas de madera ubicadas a distancias separadas, con pisos de concreto y techos de zinc desgastados que reflejan los síntomas de la pobreza, son los planteles educativos que alojan a cerca de 200 niños en la escuela “Barrio Lindo”, en Villa Mella, Santo Domingo Norte.

Ubicado en el sector que lleva su mismo nombre, Barrio Lindo, el centro fue levantado en 2006 por la misma comunidad, en vista de la necesidad educativa de sus niños y la imposibilidad de inscribirlos en las escuelas públicas aledañas, ya que les resultaban lejanas.

Los vecinos se levantaron y lucharon desde entonces para que la mirilla de las autoridades se clave en sus dolencias.

En el 2011, durante el gobierno de Leonel Fernández, el Ministerio de Educación (Minerd) dispuso la construcción del plantel que albergaría a los cientos de niños del grupo; con tres bloques que conforman 24 aulas, un edificio administrativo y un comedor, y todavía a la fecha no ha sido terminado.

EL LLORO DE LOS NIÑOS
“Nos sentimos bien porque nos gusta estar aquí, nos tratan bien y nos gusta la profe, pero por un lado nos sentimos mal porque días como hoy no podemos estudiar porque se mojan lo cuadernos”, expresó uno de los niños de quinto de primaria, dentro del aula donde las goteras hacían mella producto de lo mucho que llovía afuera.

En las cuatro habitaciones que usan en Barrio Lindo para dar clases, así como el área administrativa, llueve dentro cuando escampa afuera, los grandes hoyos se lucen en los techos de zinc y cae el agua sin permiso en las mesas de trabajo, y precisamente al momento de que Listín Diario realizó una visita, estaba lloviendo…

La jornada escolar, que se divide entre matutina y vespertina, casi había acabado a la llegada del equipo de este diario, que se hizo tardía por la lejanía del terreno y la propia dificultad del camino. En la comunidad, las calles permanecen sin asfaltar y los cientos de niños que se educan ahí vienen desde múltiples sectores aledaños, incluso algunos cruzan a pie por una cañada.

Un punto digno de resaltar para padres, maestros, alumnos y comunitarios de este recóndito barrio, es que, aunque el Minerd sabe de su existencia, y cada vez que hacen reclamos alguien aparece y trabaja por poco tiempo en el proyecto en el que ya se alzan algunos edificios sin terminar, es que sigue siendo la gente la que hace el pago de más de cinco mil pesos por las tres casas a las que han convertido en escuela.

Las mismas personas que en su momento se levantaron y solicitaron la ayuda de maestros de diferentes escuelas de San Felipe, del sector público, y se apropiaron de la marquesina de una casa, para que impartieran docencia a sus niños, son los que continúan pagando las cuotas de alquiler de los techados que en lo único que se diferencian a simple vista, es por los papelógrafos en los que se puede leer “Escuela Barrio Lindo”.

“Me acuerdo cuando la comunidad se levantó y me pidieron que si podían venir y ayudarlos. Yo llegué aquí y había más de doscientos niños, algunos con tres y cuatro años sin estudiar. Yo daba clases aquí en la mañana, teníamos dos grados juntos, y en la tarde continuaba en San Felipe”, rememoró la hoy directora, Silvia Beltrán.

Según relató, en la pequeña y tenuemente iluminada habitación que dividen en pequeños cubículos, entre dirección, coordinación y orientación, fueron muchos los procesos de mudanza que tuvieron que pasar de sitios en los que ya no cabían debido al incremento en la matrícula.

“El año pasado, en ese cursito habían 45 estudiantes. Un día normal, cuando vienen todos, no caben los niños, es prácticamente uno encima de otro que los tenemos que sentar, pero bueno, seguimos a la espera de que se resuelva”, contó Beltrán, agregando que incluso los propietarios del local donde están, quieren sacarlos.