SANTO DOMINGO. Enclavado entre los barrios más violentos de la Capital, el hospital Francisco Moscoso Puello está desbordado en su capacidad de brindar servicios y las 196 camas, distribuidas en tres salas de internamientos y la unidad de cuidados intensivos no alcanzan, como tampoco los RD$10 millones que cada mes se le deposita para cubrir las demandas de enfermos.
El aumento de pacientes se da a partir del cierre de hospital Luis Eduardo Aybar y la entrada en vigencia del Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1.
Hay días que se juntan hasta seis ambulancias del 9-1-1 en el área de emergencia, mientras que en las salas de espera para consultas, usuarios deben esperar sus turnos parados.
Personas en ambulancias, carros, motocicletas y a pie eran llevadas ayer a las emergencias de adultos y pediátrica con heridas, dificultades respiratorias, problemas cardíacos, fiebres y otras dolencias.
En ocasiones el personal médico de emergencia parecía no dar abasto, mientras familiares presionaban para que sus pacientes fueran atendidos con rapidez.
Al centro asistencial se le entrega el 60% de los RD$4 millones del presupuesto que correspondía al hospital Luis Eduardo Aybar, informó su directora Belkis Pimentel Lara.
Los demás recursos que suman los RD$10 millones provienen del fondo reponible del nosocomio y de lo que se factura al Seguro Nacional de Salud (Senasa).
Desde enero de este año el Francisco Moscoso Puello registra el doble de atenciones a pacientes, tanto en consultas como en emergencia, pasando de 10,000 a 14,000, para un incremento de 4,000 personas en promedio.
Esa sobredemanda se “traga” los recursos, pero no impide seguir dando los servicios, asegura la gerente del establecimiento sanitario.
Aunque las autoridades incorporaron servicios de imágenes, en muchas ocasiones, el sobre uso de rayos x, sonógrafos y equipos cardiovasculares se dañan.
