Ciclo Básico y Estancamiento de Carreras  

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El Ciclo Básico puede ser considerado en el ámbito de estudios superiores dominicano, como un programa o departamento que se encarga de facilitar, enriquecer y consolidar la formación general de los participantes que ingresan a una carrera cualquiera, en los niveles de pregrado y grado, enfatizando la formación multidisciplinaria tales como, ciencias, español, humanística e integral del futuro profesional, programa que siempre debe estar en consonancia con la filosofía institucional de la universidad.

En otras instituciones educativas extranjeras como en Argentina, al ciclo básico se le denomina Ciclo Básico Común (CBC) y es descrito, como el primer año de estudio de cualquier carrera que eligen los estudiantes participantes y para el caso de Argentina, este programa sirve para  sustituir los exámenes de ingresos o admisión, así como los reforzamientos generales.

En el caso referido de las universidades Argentinas,  el ciclo básico tiene como objeto o procura, brindar una formación básica integral e interdisciplinaria, desarrollar el pensamiento crítico, consolidar metodologías de aprendizaje y contribuir a una formación ética, cívica y democrática.

El cuestionamiento al Ciclo Básico ofertado por las universidades dominicanas, amerita la atención de los críticos educativos, sobre todo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), así como otras universidades que han alcanzado la autonomía, porque a decir de analistas, el Ciclo Básico en estas universidades no está cumpliendo su función, pues lejos de servir para la formación multidisciplinaria que debe ser su objeto principal,  se ha convertido en una especie de retranca para casi todos los estudiantes de las diferentes  las carreras, provocando como resultado inmediato, la deserción estudiantil, el descenso de algunas carreras y la permanencia de un grupo de estudiantes dentro de sus carreras mucho más allá del tiempo indicado por su pensum para su culminación.

Esto en definitiva, para la UASD sobre todo que maneja recursos del pueblo, representa un doble gasto, pues debe pagar a los profesores del ciclo básico, matemática, física, francés, inglés, química, español, entre otras disciplinas educativas,   en varias ocasiones por los mismos estudiantes, ya que son reprobados de manera indiscriminada, por maestros y maestras sin un método adecuado, pero con un derecho de cátedra casi absoluto y como es evidente, sin ningún tipo de control ni supervisión.

Casi siempre tanto a nivel local como internacional, las asignaturas del ciclo básico están limitadas a un número de 6, entre las que están la matemática, física, español, química, francés e inglés, mientras la orientación universitaria se considera integral de cada carrera.  

Ahora bien, en  el caso de la UASD, llama a la atención el planteamiento del Estatuto Orgánico en sus artículos ¨5 y 6, al definir algunos aspectos de la vida académica interna, como son: la docencia  y la administración de la docencia.

En el caso de la docencia la escribe como,  la función por la que se trasmite en el proceso académico los conocimientos, se dirige la aplicación de éstos a la realidad espacio-temporal y se desarrolla la actitud heurística y agrega que se cumple a través de la Facultad y sus distintas expresiones, Escuela, Cátedra, y establece que tiene como organismo central la Vicerrectoría Docente.  

Pero en el caso de la administración y control docente, delega esta función sobre la vice rectoría docente, a la cual le corresponde poner control y orden sobre la docencia impartida a nivel general dentro de la UASD, sobre todo sobre el ciclo básico, aunque existan escuelas que son el filtro primero, por donde deben pasar tanto maestros como estudiantes.

Llegó la hora de poner control y supervisar el ciclo básico, para evitar que carrera como la de derecho, política, así como otras que son más teóricas sigan disminuyendo a consecuencia del gran número de estudiantes que se encuentran estancados en las asignaturas de matemática, física, español, química, biología y francés, pues no son sus asignaturas básicas, razón por la cual no están obligados a ser especialistas en ella, como pretenden algunos maestros sin método, que imparten esas asignaturas.    

En la mayoría de universidades de la República Dominicana, las actitudes y competencias educativas las están individualizando y desde ya sus pensum, han sido adaptados para ese desarrollo futuro, dejando sin efecto muchas de esas asignaturas del ciclo básico que los estudiantes la vienen recibiendo  desde el ingreso a la escuela  primaria, hasta su ingreso a una entidad de educación superior, mientras, en otras universidad han trasformado esas asignaturas en tan solo seminarios, para aquellos estudiantes, cuyas carreras no son afines a ellas, ni son básicas para las misma.  

La Vicerrectoría académica de la UASD y de las demás universidades, deben con carácter de urgencia avocarse a supervisar el ciclo básico, para encontrar un método adecuado que sirva para controlar una gran parte de los maestros y maestras  que imparten docencia en este  ciclo y que se consideran dueños y señores de la cátedras, de los estudiantes y de los objetivos básicos de la docencia, provocando miedo y pánico en los estudiantes de nuevo ingreso y su inmediata deserción estudiantil, lo que se traduce en más gastos y menos ingresos.

Todos los estudiantes no eligen las mismas carreras, unos se inclinan por las ciencias matemática, química, física, biología,  por entender que poseen actitudes y habilidades practica para ellas, otros se inclinan por la educación, otros por los idiomas, pero otros eligen carreras más teóricas, como el derecho, la política, la comunicación social, entre otras carreras sumamente importantes, sin embargo, todos deben cursar el ciclo básico, lo que significa que dentro de ese ciclo, no todos están obligados a reflejar las mismas habilidades y actitudes, es de ahí, la urgencia de la supervisión y la obligación de poner una especie de muro de contención a esos maestros y maestras especialistas en deserción estudiantil y destrucción de carreras, arrogantes y poco visionarios, cuyas aulas se quedan vacías desde el primer día en que de anuncia que ellos impartirán la docencia.

Cuando un profesor no tiene un método adecuado, sea porque carece de él o porque los reglamentos educativos le confieren poderes extraordinarios, para ser juez y parte en el proceso de enseñanza aprendizaje a través de la denominada libertad de cátedra,  no hay institución que permanezca de pies, ni a corto, ni a mediano,  ni a largo plazo, pues aunque permanezca abierta, a lo interno se muestra el descontento e inconformidad estudiantil.

El mismo caso se da también en las diferentes carreras, cualquiera que sea, donde maestros y maestras se convierten en pequeñas islas de poder, pues son inaccesibles, ingobernables, incontrolables, con niveles excesivos de incumpliendo, impuntualidad y desconocimiento del contenido básico de las asignaturas que imparten y que por largos años sus aulas se quedan vacías, o solo le aprueban dos o tres estudiantes, y siguen cobrando normal, como si nada hubiera sucedido ante los ojos impune de todos, claro siempre en perjuicio de  la institucionalidad, siendo lo peor del caso, el hecho,  de que aun permanezcan  en la instituciones sin que estas tomen las medidas de lugar, para controlar el déficit educativo, que como se ha dicho solo se controla con la baja inmediata de esos maestros y maestras solo han servido para que a lo largo de los años, la instituciones sean  desacreditadas.

El futuro reclama buenos gerentes educativos, sin importar caer mal por el momento, pues al final de la jornada, el desarrollo de la institución hablará por si solo y todos comprenderán el valor de separar lo amistoso, lo político y los interés individuales de la reglas educativas mínimas, que son básicas para la convivencia educativa pacifica  de una institución de educación superior cualquiera sea nacional o internacional.