“La Guerra de las Galaxias: El despertar de la Fuerza”

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SANTO DOMINGO. Es interesante sociológicamente lo que ocurre en los cines con “La Guerra de las Galaxias: El despertar de la Fuerza”.

La madrugada de este jueves, cuando a las 00.05 apareció en la pantalla el letrero de Lucas Films, los presentes en la sala No.4 del Caribbean Cinemas at Silver Sun, aplaudieron como si fuesen los primeros acordes de “Yesterday”, cantado en vivo por el mismísimo Paul McCartney.

Esta fiebre, este entusiasmo de Viernes Negro, no se ve con otras películas: ni James Bond, ni Harry Potter despiertan ese sentido de pertenencia que reúne a varias generaciones. Esta sí es una película que ven y disfrutan juntos, como si fuesen de la misma edad, padres e hijos. Y eso, culturalmente, es importantísimo, porque su permanencia está garantizada durante unos cuantos años más.

La película en 3D, despertó aplausos en más de una ocasión, como si fuese un show de humor de Cuquín Victoria, y suspiros, como si fuese la fiesta de quince de la hija de Chayanne con su papá bailando y cantándole “Tiempo de vals” a Isadora Sofía.

“La Guerra de las Galaxias: El despertar de la Fuerza” es un espectáculo cinematográfico mayor, lleno de efectos bien solucionados, las mayores deudas del mundo con el video juego, y que, siguiendo la historia lineal, es la verdadera continuación del 1er episodio.

Destaca la actuación de una Daysi Ridley que es adorada por la cámara, con la capacidad actoral suficiente para saber que este es, tal vez, el papel de su vida. Rey, su personaje, se erige como protagonista, y es quien aporta lágrimas y emociones con más sinceridad en el filme.

En este séptimo largometraje de la saga, caracterizado por el adiós (¿para siempre?) de Han Solo, hay personajes nuevos y otros que vienen desde la primera película, cuya aparición es motivo de aplausos y vítores.

Los asistentes al estreno se gozaron desde antes de entrar a la sala, muchos de ellos disfrazados por sus personajes más queridos, y hasta una transmisión radial en vivo.