La Asamblea autónoma de Irlanda del Norte condenó este jueves los daños y ataques perpetrados contra minorías étnicas y rechazó todas las formas de islamofobia, xenofobia y racismo, después de una semana de disturbios instigados por la extrema derecha en la provincia británica y otras partes del Reino Unido.
Inglaterra e Irlanda del Norte llevan una semana con continuos focos de violencia que estallaron tras el apuñalamiento de varios menores y dos adultos en un centro recreativo de Southport, en el noroeste inglés, donde tres niñas perdieron la vida.
Los grupos de ultraderecha reaccionaron a ese caso tras divulgarse información falsa por las redes sociales que afirmaban que el autor del ataque -Axel Rudakubana- era un solicitante de asilo, cuando en realidad nació en Gales de padres ruandeses.
En una sesión de urgencia de la cámara, en receso veraniego, los parlamentarios votaron a favor de una moción presentada por el multiconfesional Partido Alianza, tercera fuerza regional y socia en el Ejecutivo de poder compartido entre nacionalistas-católicos y unionistas-protestantes.
Su líder y ministra de Justicia, Naomi Long, aseguró hoy que la violencia de los últimos días es fruto de la «diseminación de miedo e intimidación» a través de «peligrosas» campañas de «desinformación y lavado de cerebro» dirigidas por radicales desde la redes sociales.
«No hay lugar para el odio en nuestra sociedad», subrayó Long, quien prometió actualizar las leyes sobre delitos de odio para asistir a las víctimas y mejorar la eficacia de la Policía autónoma (PSNI) ante el avance de los radicales violentos.
La ministra reconoció que el cuerpo ha tenido «una tarea muy difícil» para atajar los recientes disturbios, pero destacó que están trabajando para llevar a los involucrados ante la justicia.
Refuerzos policiales para afrontar disturbios
En este sentido, la PSNI confirmó este jueves que ha pedido ayuda a otros cuerpos del Reino Unido para afrontar las protestas anti-inmigración programadas para los próximos días, con la llegada de más agentes que brindarán «resiliencia y apoyo vitales» en «desordenes y manifestaciones», según un comunicado.
«Todas nuestras comunidades de emigrantes, todas nuestras comunidades diversas se sienten amenazadas, sienten un miedo que no he experimentado ni he visto en 40 años de servicio policial», declaró el superintendente de la PSNI, Jon Boutcher, quien se reunió hoy con el Ejecutivo autónomo para informar sobre la situación, antes de la votación en la Asamblea.
En una comparecencia conjunta tras ese encuentro, la ministra principal norirlandesa, la republicana Michelle O’Neill, reconoció que los recursos policiales son limitados como resultado de la austeridad impuesta por los gobiernos conservadores durante 14 años, hasta su derrota a manos de los laboristas en las pasadas elecciones generales.
«Pero seamos claros, esta es una actividad racista», insistió la líder del Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo IRA, en referencia a los ataques sufridos por negocios y hogares de minorías étnicas en los últimos días en Irlanda del Norte.
«Hoy debemos enviar un mensaje muy claro a todas esas personas que se han visto afectadas, que decimos ‘no’ a esto, que decimos ‘no’ al racismo», declaró O’Neill.
Nacionalistas y Unionistas, juntos contra el racismo
La viceministra principal, la unionista Emma Little-Pengelly, también calificó de «inaceptables» las violentas protestas y los incidentes de odio, si bien aceptó que una parte de la sociedad tiene «preocupaciones genuinas» respecto al acceso a los servicios públicos o «una vivienda asequible».
«La violencia nunca es la solución, siempre estará mal. Ese mensaje es claro. Hoy nos oponemos firmemente a la violencia, los desórdenes y el racismo, sin peros ni condicionantes», agregó la dirigente del Partido Democrático Unionista (DUP), segunda fuerza regional.
No obstante, el probritánico DUP quiso matizar la moción original del Partido Alianza al introducir una enmienda que expresaba que la «protesta pacífica es un pilar fundamental de cualquier democracia y debe ser protegida», un añadido que fue rechazado por la mayoría de la Asamblea.
El DUP, según los observadores, quería adelantarse con ese texto a una propuesta similar de la Voz Tradicional Unionista (TUV), una formación radical más tibia con las protestas organizadas esta semana exclusivamente en zonas protestantes.