Vista panoramica del techo de la discoteca jet set despues del derrumbe este dia 7 de abril del 2025 en horas de la madrugada en la capital de Republica Dominicana
EDITORIAL
De antemano y, previo a cualquier tragedia nacional de una nación, las sagradas escrituras establecieron en el libro de Lamentaciones, capítulo 1, versículos 1 al 2:
«¡Cómo ha quedado sola la ciudad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda. La señora de provincia ha sido hecha tributaria y sus lágrimas están en sus mejillas. No tiene quien la consuele de todos sus amantes.»
Este día 8 de abril del 2025, en horas de la madrugada, cuando el sol está oculto y nacen los peores temores de los hombres humanos, un grupo de personas –entre ellos jóvenes llenos de vida– se dieron cita en la denominada discoteca Jet Set Club, un centro nocturno de baile y bebidas, ubicado en la Plaza El Portal, en el kilómetro 6/2 de la avenida Independencia, sector Atala, en el Distrito Nacional, capital de la República Dominicana. Dicha discoteca es propiedad del empresario Antonio Espaillat, un hombre muy poderoso e influyente en la República Dominicana.
Cuando todos estaban en el furor del deleite y disfrute humano, nadie pudo advertir el peligro que corrían sus vidas ni notar la revelación momentánea de la trampa en la que habían caído, pues se encontraban, nada más y nada menos, dentro de una estructura de cemento y concreto armado, de más de 51 años de existencia y con sonidos continuos de decibeles sin límites. Sin embargo, estaban, según su parecer, gozando de la buena vida, cuando el infortunio los arropó a todos, poniendo fin al disfrute y llenando la ciudad de muertos, heridos y trayendo luto, llanto y lamentos en todos los corazones de familiares y amigos; viviendo, en la actualidad, la República Dominicana sus peores momentos de sensibilidad emocional, pues hasta el presidente de la nación, Luis Abinader Corona, al ver el lugar del desastre, se fundió en un llanto arduo y profundo al notar la gran pérdida de su pueblo y sus gentes.
Luego de la tragedia, el propietario de la discoteca Jet Set Club, el señor empresario Antonio Espaillat –vivo, viable, sano y salvo, y vestido de manera impecable– dirige un mensaje a la nación, mediante el cual lamenta lo ocurrido, muestra su pesar y aparente dolor, solidarizándose con las víctimas que fueron atrapadas en su discoteca.
Era mejor que Antonio Espaillat, propietario de la discoteca Jet Set Club, hubiera, en su condición de propietario y gerente de este establecimiento, reparado a tiempo las imperfecciones de sus estructuras, que, según algunos testigos que ya han hablado, tenían desde hace tiempo daños y grandes defectos que ponían en peligro la vida humana, porque, tal y como ha expresado Ricardo Arjonas en la canción “Jesús es Verbo, no Sustantivo”, rezando dos veces el Padre Nuestro, el asesino no revive a su muerto.
El derrumbe dejó tras de sí una estela de cientos de muertos, cientos de heridos y lesionados de gravedad, y un mundo que observa si se quedará impune, como siempre, o si algún pendejo pagará por sus hechos personales.
Diariodepertar.com lamenta la tragedia nacional ocurrida el día 8 de abril del 2025, en la discoteca Jet Set Club, en horas de la madrugada. Felicita a las autoridades nacionales, sobre todo al presidente Luis Abinader Corona, por su empatía y coordinación en favor de las víctimas. Pide una investigación urgente y que no se queden impunes las muertes y heridas de tantas personas queridas de la sociedad, pero, sobre todo, que sacie la sed de justicia social sobre esa tragedia.
¡Que no quede impune, pues por las muertes y heridas alguin tiene que caer preso señora Procuradora!