Distrito Nacional. Después de la aprobación de la Ley de Partidos, el de por sí complejo proceso electoral de la primavera del año 2020 parece avanzar hacia un embotellamiento que lejos de brindar transparencia y disminuir confrontaciones intra e inter partidarias, presagia todo lo contrario.
El largo proceso de selección de candidaturas deja para finales del año 2019 su definición y en el eventual caso de que “todo salga bien”, el país va a llegar a inicios de 2020 con los partidos sangrando por las heridas de las derrotas y la amargura de quienes se sientan víctimas del poder o de las trapacerías de sus propios compañeros como en otras ocasiones.
Como hace mucho tiempo que no se ve en el país, la campaña electoral propiamente dicha será de apenas dos meses para los candidatos a posiciones municipales porque las elecciones serán en febrero de 2020 (según la Constitución vigente hoy, yo no se mañana) y para las legislativas y presidenciales de solo cuatro meses, que se efectuarán en mayo de ese año.
Sin una definición clara de las candidaturas presidenciales en los dos principales partidos del sistema al día de hoy, el de la Liberación Dominicana (PLD) y el Revolucionario Moderno (PRM), escoger en forma democrática a ambos aspirantes pasa por conflictos internos que ahora están en una especie de paso de tortuga obligado por los plazos fijados por la Junta Central Electoral (JCE).
Los dos viejos partidos, el Revolucionario Dominicano (PRD), que en el pasado era “el buey que más jalaba”, y el Reformista Social Cristiano (PRSC), otrora del “gallo colorao que más cortaba”, están congelados hasta que se defina el panorama, principalmente al interior del PLD, porque si el candidato es Danilo Medina, la huestes de Miguel Vargas (PRD) se aliarán sin duda al partido de gobierno, no así si quien abandere a los morados resulte ser Leonel Fernández.
En el PRSC que lidera Federico Antún, las opciones son probablemente contrarias: si el candidato del PLD es Danilo, los reformistas preferirán cortejar a Leonel y a otros partidos para que el expresidente dispute la Presidencia al proyecto reeleccionista, pero si el aspirante electo es Leonel, un pacto PLD-PRSC es muy probable y con posibilidad de extenderse a otras fuerzas de oposición.
El lobo solitario
El PRM, pese a que es la segunda fuerza parlamentaria y municipal después del PLD, desperdició momentos estelares para consolidar un frente opositor y jugó a la ruleta rusa apostando a una división del PLD, pero no supo hacerlo porque en ese camino cometió un error propio de políticos amateur: en el enfrentamiento entre los peledeístas, prestó su fuerza legislativa para apoyar al abanderado del gobierno y de la reelección (el danilismo) y cavó una trinchera profunda entre ellos y el leonelismo.
Con ese paso, tan en falso como la vulgar manipulación de la convención para escoger a sus dirigentes donde Luis Abinader e Hipólito Mejía se repartieron la jefatura del PRM a través de sendos títeres, lo que hace un año parecía la mayor esperanza de unir a la oposición, se torna una frustración digna de desear a los peores enemigos.
El cuadro del PRM ahora es el de mayor aislamiento: antes era la fuerza eje del Bloque Opositor, pero al apoyar la Ley de Partidos con primarias abiertas como solo quería el danilismo para su proyecto reeleccionista, desfondó la unidad diversa que tenían pese a los compromisos en sentido contrario que pactaron todos esos partidos.
¿Qué organismo en el PRM tomó la decisión de cambiar su posición de primarias cerradas en la Ley de Partidos a primarias abiertas?
Todo parece indicar que cuando Abinader e Hipólito -que no fueron electos como dirigentes en la convención del PRM- se reúnen para decidir por todo el partido, allí está expresada la voluntad de toda la militancia, en cuyo caso no es un partido democrático, sino una finca o una factoria donde mandan sus dueños.
Con ese estilo de dirección todo el mundo se confunde porque a pesar de que sus legisladores votaron en la Cámara de Diputados por primarias abiertas y simultáneas como parte del menú de opciones, el máximo organismo del PRM acaba de decidir que van a escoger a su candidato ¡por primarias con padrón cerrado! ¿Quién los entiende?
Es la táctica de los bandazos que en todas partes del mundo solo aísla a quienes los dan, similar a los choferes malos que yendo en una autopista recta, bien iluminada, se salen de ella a velocidad de 120 kilómetros por hora y no hacen otra cosa que estrellarse por los acantilados.
Lejos de todo el mundo
Ahora el PRM está lejos de todos: de Leonel, con el que coqueteaba una parte de su liderazgo, de los partidos que lo acompañaron durante dos años en el Bloque Opositor, y también de Danilo con quien no tienen posibilidad de pactar, salvo en el caso de Hipólito que a nadie sorprendería si “se acuesta en su cama y amanece en otra ajena” con tal de tratar de cerrarle el regreso a Leonel.
Los remanentes del Bloque Opositor, lamentablemente, no tienen ninguna posibilidad de consolidarse como fuerza independiente porque ahora carecen de un partido eje como lo era el PRM hasta antes de la aprobación de la Ley de Partidos, y en su interior hay también una especie de espera para ver las definiciones en la candidatura del PLD.
Si el candidato del PLD resultare ser Leonel, hasta ahí llega el modus vivendi que queda de Bloque Opositor, porque he dicho ya que a su interior convergen partidos tan leonelistas como la Fuerza Nacional Progresista (FNP) y tan anti-leonelistas como Alianza País, entre otros.
Recomponer una fuerza aglutinante de la oposición a la reelección o a la continuidad del PLD en el poder se torna difícil, muy difícil, porque ese objetivo tan deseado por millones de dominicanos, ahora no tiene un partido eje que como un gran buque parta las aguas y tampoco un líder valiente, sagaz, inteligente, honesto, tenaz y honorable que hechice a las grandes masas populares que han perdido la fe en los políticos y en sus partidos donde reyes dominan a vasallos.
Si el candidato del PLD es Danilo, como yo he dicho y sostengo desde hace 13 meses que muy probablemente lo será porque no ha encontrado un muro político que se le oponga como es, en una carrera electoral meteórica, aplastante, se tornará casi imbatible.
Única opción a la vista
Tengo que repetirlo hoy: con el estado de desastre táctico y organizativo de la oposición, el mejor camino es pactar un acuerdo sincero, transparente y de cara al país, para acudir a las elecciones municipales con candidaturas unitarias, en una sola boleta, postulando a sus líderes más prominentes, para aprovechando esa ventaja comparativa frente a candidatos locales del PLD gastados y sin encanto, intentar derrotarlos en los cabildos y enseñarle al país que no son invencibles y que con madurez y humildad, se puede abrir camino a la esperanza.
Con una oposición unida para las elecciones municipales, en las que puede hacer un papel triunfante si se reviste de sencillez en su dirigencia y se funde con los pueblos donde nacieron sus líderes, lo ideal sería volver a presentar candidaturas comunes en mayo 2020 para escoger legisladores y seleccionar un candidato presidencial único para plantarle cara al continuismo peledeísta.
Si la oposición no hace esa tarea y sigue soñando con que cada partido tiene un “candidato presidencial triunfante”, Danilo ¿o Leonel?, como principal minoría y con todos los recursos del Estado (Presupuesto, chivatos, monopolio de la violencia, Congreso, Justicia, cobro de impuestosÖ) perpetuarán al PLD en el poder y los demás quedarán consumiendo gambusinas como parte de un círculo perverso donde quien pierde es la calidad de la democracia y la alternabilidad del liderazgo.
En un país de ciegos, un tuerto es un telescopio.