Por Osiris Disla Ynoa, PhD (c)
Luego de aproximadamente dos años y un mes de experiencia en la educación virtual completa como se les ha denominado a las clases virtuales, ahora de manera formal y exigible, llegó la hora cumbre de que los centros educativos superiores (universidades) congreguen de nuevo a sus estudiantes en los recintos y aulas preparadas para tales fines.
Ahora la información y el llamado lo brinda y realiza de manera formal, el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), presidido por el Dr. Franklin García Fermín, Ministro de Educación Superior de la República Dominicana.
El efecto mortífero de la pandemia del Covid-19 a principios del mes de enero del año 2020, trajo consigo una perturbación educativa inminente al sosiego de las clases presenciales, modalidad educativa casi única que existió en un 98% de las universidades dominicanas, provocando la deserción de un alto número de estudiantes que a decir de los mismos no dominaban o no se sentían a gustos con las enseñanzas, pero sobre todo con el aprendizaje adquirido con la modalidad educativa virtual.
Después que se abrieron las puertas de la virtualidad los profesores impartían la docencia desde su casas, oficinas o lugares de trabajos y los estudiantes de igual forma, eran receptores en las mismas condiciones, pero como podrá notarse el retorno a las clases presenciales conlleva una serie de logísticas y condiciones que la mayoría de las universidades deberán preparar en tan solo días, ante del día cero de reinicio total presencial.
Una gran parte de las universidades dominicanas, ya tienen preparadas las estructuras virtuales, para que sus estudiantes prosigan en la virtualidad en un porcentaje alto de las asignaturas de sus pensum y para aquellas como la universidad estatal, Autónoma de Santo Domingo están dadas las condiciones en las aulas virtuales, para encontrar espacios donde ubicar a sus miles de estudiantes de nuevo ingreso, así que la virtualidad ahora va para largo, porque más que una salida de emergencia se ha constituido en una necesidad.
El retorno a la clases presenciales conlleva preparar una logística económica, educativa y estructural, pues existen cosas que discutir y resolver con carácter de urgencia, entre las que están para el caso de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y las demás universidades, en el aspecto educativo de la programación académica, tanto de grado como de maestrías, hay que fijar un criterio claro y unificado de cuales son las asignaturas por escuela de las diferentes facultades que seguirán virtuales y cuáles de ofertarán de manera presencial en la proyección educativa, del próximo semestre o cuatrimestre, para lo cual se requiere una cumbre con todos los sectores que inciden en esta programación.
En el caso de la UASD, es un poco más complejo consensuar estas urgencias educativas, por la forma reglamentaria y estatutaria que posee, ya que tiene la característica de autónoma, o sea, no privada o de línea de mando privado, sino de línea de mando por escalafón orgánico público y prácticamente también en algunos casos autónomos y recalcitrantes, que en muchas ocasiones intentan imponer las formalidades por encima de la realidad educativa y la visión de cambios urgentes para sobrevivir como institución educativa.
Otra cosa que se debe resolver urgente y sin demora para todas las universidades del país, es el de las infraestructuras y la adecuación de las aulas, abandonadas prácticamente por mas de dos años, a las cuales con carácter de urgencia hay que hacerle un operativo de observación y limpieza múltiple, pero de manera inmediata, acompañado de operativo de fumigación y desinfección de las áreas comunes, pues los insectos y plagas perversas, dañinas e infecciosas en ausencia de los estudiantes y profesores se albergaron en ellas, y ahora hay más plagas que gente y un entorno así resulta invivible, por lo que, hay que salir del tálamo y poner en funcionamiento esas estructuras, contratar fumigadores, hacer usos de los infectologos y ambientalistas, para evitar que los que no murieron por el Covid, mueran en una aula por malaria, paludismo, dengue clásico y hemorrágico, lo cual pone en alto riesgo a los profesores y alumnos, por estas razones hay que ponerse a trabajar creando las condiciones humanas para el retorno a las clases presenciales en toda la República Dominicana.
El Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), está en la obligación de designar una comisión de control y vigilancia al regreso de las clases presenciales, para que esta vigile, no los aspectos educativos que es función del plan quinquenal, sino los aspectos físicos y ambientales, antes que inicie el brote de enfermedades de trasmisión por insectos.
Sobre lo económico y financiero, es evidente que habrá que acordar para el futuro inmediato con los profesores, sobre las condiciones y efectos económicos de la presencialidad, ya que se escucha en las calles que conllevan a la desembocaduras los pasillos de las aulas, el murmullo de los maestros y maestras, expresando, que no es lo mismo 16 encuentros virtuales, con conexión desde su casas, negocios u oficina, que 16 encuentros o 48 horas semestrales y de igual forma 32 cuatrimestrales presenciales y con desplazamiento como se ha llamado ahora al regreso presencial de sus vehículos, y que tampoco ya es igual, el desplazamiento a los centros regionales de la universidad del Estado, por el alto costo de los combustibles, que después de la pandemia se han incrementado aproximadamente un 45% en comparación con el costo anterior, lo que para ellos refleja un alto costo económico que tendrán que soportar, por lo menos hasta que la modalidad presencial coja fuerza de nuevo y todos se acostumbren a la realidad que vivían antes de la pandemia.
No se puede terminar este artículo sin expresar que la culpa de todos estos fenómenos buenos y malos, es de la pandemia del Covid-19, no de los actores educativos y así debe ser visto sin rencores educativos hasta que todo vuelva a la normalidad.
¡Ánimos, trabajar con paciencia y comprensión el retorno a la presencialidad!