“El hombre es un animal político” . Con esta expresión, Aristóteles intentaba transmitir que la distinción fundamental entre el ser humano y los animales radica en su capacidad para vivir en sociedades políticamente organizadas, donde participa en los asuntos públicos con el propósito de promover el bienestar colectivo. Para Coelho (2023), esto implica que el ser humano alcanza su pleno desarrollo únicamente dentro de la sociedad: «su realización se manifiesta en el seno de la sociedad», la cual abarca tanto el ámbito doméstico, al pertenecer todos a una familia, como el nivel más amplio de la sociedad política, al formar parte de ella.
En base a esta afirmación aristotélica, reside la idea de que el individuo encuentra su plena realización y desarrollo dentro de la comunidad. El ser humano, al ser un ser social por naturaleza, busca establecer lazos con sus semejantes, formar parte de grupos y comunidades que le brinden seguridad, identidad y pertenencia. Esta necesidad de conexión con otros individuos da lugar a la creación de sociedades organizadas, en las cuales se establecen normas, instituciones y estructuras que regulan la convivencia y promueven el bien común.
En el seno de estas comunidades estructuradas, la democracia emerge como el sistema político más afín a la esencia del individuo político. La democracia, en su esencia más pura, otorga poder al pueblo, permitiendo que los ciudadanos participen activamente en la toma de decisiones que afectan sus vidas y su comunidad. Este sistema no solo supone garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para todos los individuos, sino que también promueve la justicia, la libertad y la dignidad humana.
En este contexto, el voto se erige como el núcleo de una democracia fuerte y saludable. El acto de votar no solo es un derecho, sino también una responsabilidad cívica fundamental. A través del voto, los ciudadanos ejercen su poder soberano, expresando sus preferencias y opiniones sobre quienes desean que los representen y tomen decisiones en su nombre. Es el mecanismo mediante el cual se asegura que el gobierno sea verdaderamente del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.
Más allá de ser una mera elección individual, el voto constituye un acto de solidaridad y compromiso con la comunidad. Al participar en el proceso electoral, los ciudadanos defienden la esencia misma de la vida en sociedad, donde el bienestar colectivo prevalece sobre los intereses particulares. Es una manera de garantizar que la voz del pueblo sea escuchada y que se respeten los principios fundamentales de la democracia.
En la República Dominicana, se presenta una nueva ocasión para destacar la conexión intrínseca entre el ser humano y la política, en consonancia con la idea de Aristóteles de que «el ser humano es un ser político». En las próximas elecciones programadas para el 19 de mayo, los ciudadanos tendrán la oportunidad de elegir diputados, senadores, vicepresidente y presidente de la república. Al ejercer su derecho al voto, no solo participarán en el proceso democrático, sino que también expresarán su compromiso con el desarrollo pleno dentro de la sociedad.
Además de los aspectos teóricos/filosóficos previamente desarrollados, me gustaría compartir seis razones prácticas, claves e importantes por las cuales cada ciudadano debe ejercer su derecho al voto el próximo 19 de mayo:
Primero. Votar nos ofrece la oportunidad de expresar nuestras opiniones y seleccionar a los representantes que tomarán decisiones en nuestro nombre. Este acto nos permite elegir líderes que compartan nuestra visión de futuro y se dediquen a abordar las problemáticas que más nos preocupan a nivel personal, familiar y comunitario. Es a través de este proceso democrático que se hace eco de la voz colectiva del pueblo.
Segundo. Mediante el ejercicio del voto, posees la capacidad de impactar en las políticas y leyes que guían el funcionamiento de tu comunidad y el país. Al participar activamente en el proceso electoral, puedes colaborar en la formación de la legislación relacionada con temas como la educación, la salud, el medio ambiente y una variedad de asuntos tanto locales como nacionales que inciden en nuestro día a día.
Tercero. Votar es una herramienta esencial para que los cargos electos rindan cuentas de sus actos. ¿No te gusta lo que ha dicho tu senador, diputado sobre un tema que te preocupa? ¿No comparte las políticas públicas que se están desarrollando en determinadas áreas? Votar te permite dar a conocer tu opinión. Se supone que nuestros representantes electos deben reflejar nuestros valores, y si tu representante actual no lo hace, puedes trabajar para expulsarlo, o si lo está haciendo bien, puedes votar para que se reelija.
Cuarto. Cuando más gente participa en las elecciones, el resultado es un reflejo más exacto de la opinión pública. Tu voto crea una reacción en cadena que anima a tus amigos y familiares a votar también. Al depositar tu voto y animar a los que te rodean a hacer lo mismo, contribuyes a crear un gobierno que sea representativo y responda a las necesidades y deseos de todos sus ciudadanos, no sólo de unos pocos.
Quinto. A lo largo de la historia, innumerables personas han luchado por el derecho al voto. Provenientes de diversos orígenes, incluyendo mujeres, personas con discapacidades y muchos otros, enfrentaron grandes dificultades y discriminación para alcanzar este derecho fundamental. Siempre es bueno recordar que antes votar era inaccesible para muchas personas y que, aunque los tiempos han cambiado, es importante disfrutar de los resultados tangibles de décadas de lucha. Al ejercer tu derecho al voto, honras su lucha y muestras tu gratitud por los avances realizados hacia una sociedad más equitativa e integradora.
Sexto. Votar es una puerta de acceso a un mayor compromiso cívico. Cuando los votantes participan en las elecciones, suelen ser más conscientes de las cuestiones políticas, las políticas y el funcionamiento general de su gobierno. Votar sirve de catalizador para un mayor compromiso, animando a las personas a informarse sobre los candidatos y los temas en cuestión. También inspira a la gente a unirse a organizaciones comunitarias, a participar en debates significativos y en el activismo para impulsar un cambio positivo. En general, el voto mejora nuestras comunidades a través de la acción colectiva.
En síntesis, votar no se limita únicamente a un derecho; constituye una responsabilidad y un privilegio que cada ciudadano con derecho a ello debe aceptar. Al participar en los procesos electorales, usted desempeña un papel activo en la determinación del futuro del país. Su voto posee la capacidad de moldear políticas, exigir responsabilidades a los líderes y fomentar una sociedad más inclusiva. Es fundamental recordar que votar implica no solo expresar su voz individual, sino también contribuir a lo colectivo. Al ejercer su derecho al voto, usted fortalece los cimientos de la democracia y garantiza que todos tengan la oportunidad de ser escuchados. Entonces, independientemente de la edad, cada voto cuenta: ¡utilice este poder para causar un impacto positivo en su comunidad!
Alexander Vallejo
Abogado especializado en Desarrollo y Cooperación Internacional.