¿Cuál es el valor de los ‘medicamentos de precisión’ que salvan vidas? Si creas un medicamento que cura una enfermedad anteriormente difícil y cara de curar, ¿cuánto deberías cobrar por tu invento?
¿Deberías fijar el precio a un nivel relacionado con el costo de desarrollo y fabricación? O ¿deberías elevar el precio de acuerdo con el “valor” que consideras le estás ofreciendo al paciente — aun si sobrepasa por mucho lo que el mercado pueda soportar?
A la industria farmacéutica le cuesta poco trabajo responder a esta pregunta. Cada vez más adopta agresivamente la opción basada en el valor.
Tal vez el mejor ejemplo sea Sovaldi, un tratamiento exitoso recientemente lanzado para el potencialmente fatal virus que daña al hígado: hepatitis C. A diferencia de medicamentos anteriores que tienen efectos secundarios desagradables y sólo curan a una tercera parte de los pacientes, elimina el virus en cerca de 95 por ciento de aquellos que se someten a un tratamiento de doce semanas con muy pocos efectos secundarios.
El problema es el costo. El fabricante de Sovaldi, Gilead Sciences, ha puesto un precio de lista para ese régimen de US$84,000.00.
La compañía lo justifica pues se compara favorablemente con el costo de un trasplante de hígado para aquellos pacientes cuya condición ha degenerado en cirrosis. Pero éste es un tratamiento que se hace como un último intento para sólo una minoría de casos.
Más de tres millones de estadounidenses tienen hepatitis C, y en el mundo hay un estimado de 150 millones que la padecen. El tratamiento de esos pacientes en EEUU costaría casi US$300 mil millones — una cantidad que rompe cualquier presupuesto de los ya abrumados sistemas de cuidado de salud.
El precio de Sovaldi, por supuesto, ha encantado a Wall Street y Gilead está valuada ahora en US$170 mil millones, más que Merck, la quinta compañía farmacéutica en el mundo de acuerdo a ventas. Pero ha creado considerable animadversión entre los sistemas de salud que ahora tienen que pagar. Medicare y Medicaid, dos programas públicos estadounidenses de seguro médico, pagaron hasta US$6 mil millones a Sovaldi el año pasado (de un total de US$12 mil millones de ventas mundiales). Ahora Medicaid dice que no tiene otra opción más que racionar el acceso a los casos más serios.
Jeff Myers, jefe de Medicaid, compara la conducta de Gilead desfavorablemente con la de otros inventores de medicamentos en el pasado. “Si Jonas Salk hubiera cobrado por la vacuna del polio como Gilead, aun tendríamos polio”, refunfuña. El economista Jeffrey Sachs es aún más mordaz: “Este margen de beneficios sobre el costo de Gilead está cerca de 1000 por 1, probablemente un récord mundial”.
Fuente: www.diariolibre.com