La historia cuenta que el término linchamiento proviene de la época de James Lynch Fitzstephen, alcalde de Galway de Irlanda en el siglo XV, quien se hizo famoso cuando en 1493 ordeno ahorcar a su propio hijo tras acusarlo del asesinato de un visitante español. Autores le dan otros origenes a la palabra, pero casi las mayorías concuerdan en que este es su génesis.
Un linchamiento en definitiva, es la ejecución o destrucción de una persona fuera del orden legal, pero ya pasado el tiempo el término linchamiento se acuñó también a la moral y hoy habla del ¨linchamiento moral¨, que consiste asesinar todos los rigores morales de una persona o una institución.
Los patólogos y médicos forenses concuerdan en que, la peor de la muerte, es cuando se produce por linchamiento, porque además de matar, se le agrega el dolor y el sufrimiento y sobre todo la falta de derecho para hacerlo, o la existencia de una creencia de tener un derecho para actuar sobre cualquier disidente o persona a los cuáles se le imputa una falta.
Los sociólogos, psicólogos, psiquiatras y teólogos, armonizan en el sentido, de que el linchamiento moral, es el peor de los males sociales que se le puede provocar a una persona o institución, ya que se ejecuta en base a la frialdad, rudeza, rebeldía, maldad, odio y persecución política.
Ese linchamiento se ejecuta sobre la base de imputaciones imprecisas, difamaciones injuriosas, que casi siempre atacan el honor, la consideración, la imagen o el respeto debido al cuerpo que se le imputa o se le ha linchado moralmente.
El escritor, político y abogado, el ex presidente de la República Dominicana Dr. Leonel Fernández Reyna, declaró, que con la sola tentativa de su linchamiento moral, sectores procuraban hacerlo ¨añicos¨ o sea después de destruirlo disolver cada uno de sus pedazo en el polvo, lo que calificó, primero, como una gran maldad y luego como una de las peores equivocaciones de sus adversarios políticos y personales.
Por equivocación tal vez, un grupo de personas pertenecientes a diferentes, sectores políticos y gremios, especialmente del Colegio de Abogados de la República Dominicana (CARD), han incurrido en hacer un linchamiento moral de todos aquellos que no estén de acuerdo con sus planteamientos o que no sean de su parcela gremial, se trata según especialistas de un verdadero paredón moral, que lanza fuego y centellas contra todos y todas, sin analizar que el refrán más popular expresa que, ¨el que tiene techo de cristal, no puede tirarle piedra al vecino¨.
Tras pasillos se habla de que la República Dominicana se está haciendo invivible, un lugar donde nadie podrá vivir en paz, como consecuencia de las continuas ofensas, maltratos, insinuaciones, interceptaciones telefónicas, especialmente de las redes sociales, la aprobación continuas de leyes dirigidas al control social absoluto, de las diferentes profesiones y sobre todo, por la existencia de verdaderos mercenarios, verdugos de las difamaciones, inventivas, e infamia, quienes para mantenerse en el poder ponen en juego su propia tranquilidad futura y la de sus familias .
Hasta en los países más recónditos del planeta, casi todos los que linchan personas, sea de manera física o moral, están presos, otros están purgando cientos de años en cárceles internacionales, porque el linchamiento extra judicial, constituye un crimen contra la paz pública y los linchamientos morales, constituyen un crimen que atenta contra las personas, su moral, su fama, su honor, su posición social, su parte emocional y contra su familia, así que, todos aquellos y aquellas que están en ánimo de linchar personas que no sean de su agrado, sea físicamente o moralmente al margen de la ley, deben estar dispuestos también a que se revierta en su contra la misma espada, todo basado en el principio bíblico ¨el que a espada mata, a espada debe morir¨ y ese es el irremediable castigo a su acción u omisión. Así se evitaría la prosecución, el linchamiento y su irremediable y necesario castigo o retribución.
En el fragor de la batalla política o gremial, hay que evitar a toda costa, causar agresiones indebidas y los agredidos al primer asomo deben reguardar sus derechos que les son violados de manera ilegítima, primero ante el Dios todo poderoso, y luego ante los tribunales dominicanos, cuando se reúnan los méritos suficientes, que según algunos son disfuncionales, pero por lo menos allí se pasa trabajo e incomodidad, hasta que la verdad se esclarezca y la armonía social y personal se restablezca de nuevo al mínimo nivel donde pudo estar ante de la tentativa de linchamiento.