SANTO DOMINGO. Un Licey envalentonado en una serie en que no salió como favorito viaja a Santiago esta noche para reanudar ante las Águilas un tope igualado que ahora se resume en un 3-2, más pareja de lo que proyectaba y con resultados que, si bien la localía ha trazado la pauta, deja abiertas las posibilidades a cualquier tipo de desenlace.
César Valdez abrirá por la visita y Chris O’Grady por los de casa.
El pitcheo cumplió los pronósticos las dos primeras fechas con partidos cerrados de baja anotación (4-3 y 4-2), pero en los próximos dos encuentros ambos equipos demostraron que tienen artillerías para destrozar al rival ante el mínimo espacio que encuentren (11-4 y 9-6).
La inesperada baja de Jonathan Villar (detenido por los Cerveceros aunque las cuyayas gestionan que retorne), la interrogante sobre la participación de Hanley Ramírez (de cuyo regreso el Licey desconoce) y la salida de Jason Rogers pueden incidir en los resultados.
Villar ha demostrado en el terreno que es el hombre de mayor ranking que tiene el equipo, con el bate, las piernas y el guante en el infield. Danny Santana y Ángel Franco aparecen como opciones para Manny Acta instalar en segunda base, con Johan Camargo fijo en el campo corto y buscar espacio para no dejar fuera de la alineación el madero de Ronny Rodríguez.
El de Villar es el segundo golpe que reciben las cuyayas en la final, tras la lesión que sacó de competencia al zurdo Francisley Bueno y el impedimento al derecho José Ureña, lo que debilitó la rotación.
Los 21 veces campeones han visto una gran respuesta en Yamaico Navarro para embasarse (.625 de promedio), Mel Rojas (.333) y a Sergio Alcántara (.357) el escenario no le ha quedado grande a pesar de que apenas tiene 20 años.
“Anticipamos que sería una serie larga y reñida, cada juego trae algo distinto”, dijo Acta, que busca convertirse en el primer dirigente en ganar coronas con Licey y Águilas. Sería también el primer gerente que logra título para ambos y el arquitecto de la número 21 de uno y otro equipo.
El equilibrio del match no solo se refleja en las victorias y derrotas. El bateo dice lo mismo (.291 para las Águilas y .288 para el Licey), los azules se han embasado más (.358 contra .331), pero los amarillos ganan en extrabases (12-9) y por lo tanto en slugging (.463 a .379).
La manufactura de carreras también refleja una producción pareja (20-16 con las cuyayas delante), gracias a un bateo más oportuno (.381 vs .273), puesto que los felinos han dejado a 30 hombres en las bases (casi ocho por juego) contra 21 de los mameyes.
Este escenario ha puesto a prueba la capacidad de estrategia de los dirigentes. De acuerdo con beisboldata.com, Audo Vicente ha pedido siete toques contra apenas uno de Acta. Ambos han apelado a 23 lanzadores para 34 entradas.
Con tanta similitud hace falta usar el microscopio para encontrar los puntos débiles del rival y maximizar los propios.
Al arranque de la serie una de las tesis para las Águilas ganar era que la ofensiva se encargara de hacer las carreras que dieran la ventaja hasta el quinto capítulo y dejar el resto del trabajo al bullpen. El partido del domingo sirvió para el Licey terminar de romper el hielo al relevo aguilucho, el punto más fuerte de los santiagueros, que en el round robin tuvo efectividad de .208.
Ya el 45% de las carreras (9) toleradas por los amarillos han sido entre la sexta y octava entrada. El WHIP aguilucho sube al alarmante 1.44 y su efectividad también roza las nubes (4.76).