La Capital dominicana tiene un «Pequeño Haití» en sus entrañas

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El Distrito Nacional tiene un “Pequeño Haití” a fLos alrededores del Mercado Modelo, en el tramo comprendido de la calle Del Monte y Tejeda entre la Hernando Gorjón y avenida México, nos regala un viaje a Haití en versión miniatura. Es esa masa de inmigrantes la que controla el comercio, haciéndose notable de inicio con el creole como idioma estandarizado.

“Hablo poco español” es una respuesta común en los vendedores de esta zona, dedicados a negocios variopintos que incluye la venta de almacén, salones de belleza improvisados, tiendas de ropa, electrodomésticos usados o lotería.

Los ojos de esta población de nacionales haitianos persiguen a todo el caminante, visto como normal que muchos se mantengan en las azoteas de las pensiones donde residen, a pesar de la latente amenaza con redadas recurrentes de agentes de la Dirección General de Migración, de acuerdo a lo dicho.

En una menor de edad consultada de las ocurrencias del sector, la cual hacía de negociante “aguantando” el turno en el puesto de mochilas de su padre, no parecía mostrar la mínima preocupación por las medidas de deportaciones, pero sí le cambió el tono cuando dijo que miembros de la Policía Nacional patrullan en las noches.

Esta pequeña parte ubicada en la barriada San Carlos del Distrito Nacional, la capital dominicana, luce de negocios más sofisticados, como llega a ser una casa de empeño (más conocidas como compra y venta), además de tiendas para el cambio de divisas.

Y existen otros puestos que no alcanzan características tan formales como es la venta de hebras de cabello o arreglos florales, volviendo a los comercios de electrónicos de segunda mano donde puede hallarse una infinidad de artículos e incluso las computadoras dadas a estudiantes con el programa República Digital.

Allí se habita en las pensiones, en un ambiente de notable descuido en las aceras y contenes con olores no agradables para quienes realizan compras y, en otro caso, peatones que deben lanzarse a las calles porque los comercios les impiden.

El destino antes conocido como Pequeño Haití sigue a flor de piel, lo indican las cervezas de fabricación haitiana, la música y la irrupción del creole como idioma madre, porque los sonidos del español son la rareza.

En los adentros de Santo Domingo, un mundo aparte donde los nacionales haitianos llevan las tradiciones y cotidianidad característica.