Puerto Príncipe, 2 jun.- El primer ministro haitiano, Ariel Henry, reiteró hoy la urgencia de realizar elecciones, aunque reconoció que este proceso precisa el restablecimiento de la seguridad y para ello es necesaria la cooperación internacional.
Henry inauguró este jueves la reunión del primer Comité de Eficacia de la Ayuda del Marco de Coordinación de la Ayuda al Desarrollo Exterior del país, y señaló que constituía una oportunidad para que el Gobierno renueve el diálogo con los socios de desarrollo de la nación caribeña.
De acuerdo con el titular, la celebración de comicios para entregar la dirección de los asuntos del país a los funcionarios elegidos es la prioridad central de su administración, sin embargo, la situación de seguridad es un requisito previo para los sufragios.
Henry aseguró que el Gobierno está trabajando a estos grupos que siembran el dolor y la desolación en el país, no obstante, los medios son insuficientes en relación con la magnitud de las operaciones a realizar.
«No sólo necesitamos más equipamiento, sino también una formación adaptada al contexto de estas operaciones», dijo el primer ministro en relación a las propuestas de asistencia de varios países.
También insistió en la necesidad de reforzar la resistencia ante las catástrofes naturales como sequías, terremotos, ciclones e inundaciones y reconoció que Haití es uno de los países más vulnerables de la región.
«La atención se centrará en estas emergencias: viviendas que deben ser reconstruidas, reparadas o reforzadas; escuelas dañadas o derrumbadas; personas en situación de inseguridad alimentaria, o que necesitan ayuda humanitaria; personas desplazadas», dijo Henry y recordó a la comunidad internacional los compromisos de financiamiento por 600 millones de dólares para reconstruir la península sur afectada por un terremoto.
En agosto pasado un temblor de 7,2 de magnitud sacudió los departamentos Sur, Nippes y Grand Anse, con un saldo de más de dos mil 200 fallecidos y casi 13 mil heridos.
Además de las consecuencias del sismo, el país se encuentra sumido en una crisis política, económica, de seguridad y social, con más de 4,4 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria, mientras decenas de miles tuvieron que abandonar sus hogares por los mortales enfrentamientos entre pandillas.
En este contexto, los líderes no llegan a un acuerdo que permita estabilizar la nación, pese a los repetidos llamados al diálogo.