Santo Domingo. La falta de calidad e inocuidad agropecuaria aumenta el riesgo de Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA) que, además de generar estragos a la salud, tiene serias implicaciones económicas para las personas.
Al respecto, el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Pavel Isa Contreras, informó ayer que 169,516 personas en el país se consultaron con gastroenterólogos por afecciones relacionadas a contaminación alimenticia, representando el 2.6 % del total de las consultas recibidas, porcentaje que considera bajo.
«Esto en realidad muestra que, cuando la gente se enferma por alimentos, no va a consulta (…), hay ausentismo laboral y pérdidas económicas asociadas a eso, pero además por el gasto a salud, muchas veces por la automedicación para enfrentar el estado de salud», detalló.
Esto expone a República Dominicana a los riesgos que genera la contaminación alimenticia a nivel global, que ya afecta a unas 700 millones de personas al año, provocando pérdidas en gastos médicos por 15,000 millones de dólares al año y de la productividad por 110,000 millones de dólares, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud citados por el funcionario.
Bajo este contexto, enfatizó la importancia de la inocuidad alimentaria para elevar la calidad de los productos y prevenir problemas de salud.
Aunque estás afecciones no forman parte de las principales causas de muertes y discapacidad en el país, de acuerdo a la Universidad de Washington, las ETA representan un riesgo para poblaciones vulnerables, sobre todo para las poblaciones rurales de bajos ingresos.
En su disertación «Implicaciones económicas de la sanidad agropecuaria e inocuidad agroalimentaria en la República Dominicana», Isa Contreras dijo que el nivel de ingresos y el poder adquisitivo influyen en el acceso a alimentos inocuos y con calidad.