EDITORIAL
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) nació como consecuencia de la degradación moral y política de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y de la Liberación Dominicana (PLD) y como una respuesta social a los trucos y trampas encabezados por la Junta Central Electoral (JCE) dirigida por el señor Roberto Rosario Márquez, hoy figura estelar y sin castigo de la Fuerza del Pueblo (FP) y quien en franco abuso de poder fue la persona que en definitiva decidió que ese nuevo partido no se llamaría Partido Revolucionario Mayoritario, por sus misma siglas (PRM), como concibieron sus formadores, sino que le denominaron Partido Revolucionario Moderno (PRM), o sea los enemigos le cambiaron el nombre y la población se volcó de inmediato para ese nuevo partido.
Allí llegaron dirigentes políticos de todo tipo, allegados, miembros y la directiva que hoy disfruta y goza de las mieles del poder y que por cierto están muy encumbrados. También llegaron en ese momento José Ignacio Paliza y Carolina Mejia, quienes además de ser presidente y secretaria general de esa organización política PRM, en base al esfuerzo de las bases, son secretarios administrativo de la presidencia y acáldeza del Distrito Nacional, o sea a esos dos les ha ido mejor que a todos los perremeistas en esta nación y saben muy bien cómo conseguir el poder y disfrutar de él.
También llegaron a formar ese partido cientos de miles de dirigentes, nacionales, regionales, provinciales, municipales del exterior y simples simpatizantes, con la decisión de realizar un cambio a como diera lugar, es decir, el PRM era la ultima oportunidad de esperanza del pueblo dominicano y si esta jugada no daba resultado, lo que vendría después era una guerra civil, pues la población estaba harta de abusos, atropellos, corrupción, abusos de poder, interceptaciones telefónicas, escándalos en el Ministerio Público y en el ámbito del Poder Judicial y otros males notorios y evidentes para la época.
El presidente y secretario del PLD, Leonel Fernández y Reynaldo Pared Pérez, así como el presidente eterno del PRD, Miguel Vargas Maldonado, eran además Presidente de la República y de la Asamblea Nacional y Canciller, o sea, no tenían tiempo para oír los reclamos de sus gentes, las quejas de la población y los sufrimientos de los miembros de sus partidos y ese comportamiento causó una explosión social, que terminó con las gentes amotinadas en la plaza de la bandera, con palos y piedras y esperando solo una mueca, una señal, para que inicie la matación social, que por las manos de Dios fue evitada.
Después de años de espera por un cambio, los miembros del Partido Revolucionario Moderno (PRM), están igual que los del PLD, no tienen presidente ni sectaria que les hagan caso, no tienen atención a sus problemas, no tienen apoyo cuando enfrentan dificultades legales o sociales, por el contrario, son rechazados y hasta ignorados, lo que hace pensar que se reeditará en el PRM, la misma política de desatención y olvido y el mismo pago que recibió el PLD, la destrucción definitiva.
El destino final del Partido Revolucionario Moderno (PRM), dependerá de que estos reconozcan que las cosas no andan bien en el país, que apoyen a sus miembros, incluso aquellos que necesitan ser encarrilados en caso de que se pueda, darle atención, apoyo y protección, pero al parecer solo serán encumbrados en este gobierno, en el Ministerio Público, en el Poder Judicial y en el tren administrativo aquellos que no tiraron una piedra a favor del PRM, que no eran miembros, que no durmieron en las calles escondidos del gobierno del PLD y su persecución, ahora deben tener más miedo que antes y eso no fue lo que se habló, así que, al PRM, que cuele su café bien claro para que evite problemas que ya casi están aflorando.
Diariodespertar.com entiende que hay que reformar la ley de partidos urgente, para impedir que el presidente y el secretario del partido de gobierno o de cualquier partido no puedan ejercer funciones públicas, para que se dediquen a proteger a sus miembros y para que de esta manera el descredito y la falta de atención a sus agrupados.