David Ortiz redondeó grandes números ante los Yanquis de Nueva York; habla de su mayor decepción

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SANTO DOMINGO. David Ortiz cerró su último capítulo en Nueva York en temporada regular. Ayer se despidió de la Gran Manzana donde vivió tantos capítulos de gloria, otros no tanto, con sus Medias Rojas de Boston.

En su última serie Ortiz se fue de 10-0, una carrera anotada, dos boletos y cuatro ponches.

Ahora retorna a casa, el Fenway Park de Boston, donde jugará su escena final de su última temporada regular en la que redondeará, si participa en los tres encuentros de la serie contra los Azulejos de Toronto, 2,408 partidos. Así quedará como el quinto dominicano con más partidos jugados en las Mayores y en el puesto 85 de todos los tiempos.

Al partir de Nueva York estos son algunas de los números que deja plantado el bateador contra los Bombers. Este año tiene seis jonrones frente a su archirrival, empatando para su segunda mayor cantidad (6 en 2003/2013). Sus 53 jonrones (52 con el uniforme de Boston) lo igualan con Hank Greenberg para el cuarto mayor total de todos los tiempos detrás de Jimmie

Foxx (70); Ted Williams (62) y Manny Ramírez (55). De esa cantidad de Ortiz, 31 los ha disparado en el Yankee Stadium, empatado para la segunda mayor cantidad de un jugador visitante de todos los tiempos: Goose Goslin (32) y Mickey Vernon (31). Ted Williams, uno de los grandes de Boston, históricamente, sigue con 30 jonrones ante los Yanquis. Como un Medias Rojas, Ortiz le ha dado 52 cuadrangulares a los Yanquis, empatado con Carl Yastrzemski, detrás sólo de Ted Williams (62).

Después de los tres partidos Ortiz se va de Nueva York promediando de .315, 37 jonrones y 124 empujadas, números que lo ponen por encima de cualquier pelotero en su año de retiro. Superó así a Dave Kingman (36 HR) en 1986 y a “Shoeless” Joe Jackson (123) en 1920.

Ortiz lidera las Mayores en dobles (48), extrabases (86), slugging (.622), y OPS (1.023). Es tercero en empujadas (124), décimo en bateo (.316) y séptimo en porcentaje de embasarse (.401). Un año redondo para cualquier pelotero en edad media como atleta.

Aun así se va. Y a tres días de terminar la ronda regular la pregunta permanece. Esta vez es Sports Illutstrated que insiste. “Bueno, como todo el mundo sabe, he estado tratando con lesiones en los últimos cuatro años. También no estoy siendo más un joven. Tú miras alrededor y todo el mundo tiene 20 años de edad. Además, esta cosa de viajar, te lleva rápido”, dijo Ortiz.

En días atrás, The New York Times le hizo una pregunta similar. La respuesta, casi la misma. Puedo decir que amo este juego y este juego es mi todo. Pero no para siempre.”

¿Pudo ser un Yanqui?

Aun cuando la redacción deportiva del New York Daily News dejó conocer una lista de regalos indeseables, el Big Papi será recordado como un jugador que provocaba temor al pitcheo contrario. No tanto a Mariano Rivera, el lanzador que él considera el más dominante de todos los que enfrentó.

¿Eso era un motivo para que George Steinbrenner lo quiera llevar a Nueva York en 2003, cuando Minnesota lo dejó libre? Nada cierto.

Sólo es un comentario que cae en el vacío. “Lo que The Boss (El Jefe, apodo de Steinbrenner) siempre hizo, incluyendo cuando Tony Peña, ahora uno de nuestros coaches firmó con Boston (1991-1993), era que en cualquier momento que Boston haga un cambio o firmara a alguien, era como, ‘¿por qué no lo tomamos a él’?, dijo el gerente general de los Yanquis, Brian Cashman, “lo que siempre se convertía en que, ‘lo quería’”.

“Era más a consecuencia de la rivalidad. Cualquier cosa que ellos hacían (Boston), nosotros lo debíamos haber hecho”.

La realidad es que cuando Boston firmó a David, los Yanquis tenían a Jason Giambi con un contrato de 120 millones de dólares y a Nick Johnson, un joven de 23 años.

David Ortiz redondeó grandes números ante los Yanquis de Nueva York; habla de su mayor decepción
La mayor decepción de Ortiz

Ayudar a jugadores de otro equipo, buena relación con la prensa, sus compañeros, los fanáticos, los rivales, es de lo que más Ortiz se siente orgulloso en su carrera. Pero su mayor decepción, dice es “la manera de cómo empezó mi carrera”, al ser cambiado por Seattle y dejado libre por Minnesota. “Así es, porque mi carrera debió de comenzar de la manera cómo comenzó. Pero soy de las personas que toman el lado positivo de las cosas negativas”.