¿Cómo controlar el influjo de las criptomonedas en los países en desarrollo? No es oro todo lo que reluce

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El impacto de estas divisas virtuales e inestables dificulta la respuesta reguladora de muchos países; sin embargo, las naciones en desarrollo cuentan con opciones para frenar su auge.

Aunque las criptomonedas han beneficiado a particulares y facilitan las remesas, son un activo financiero inestable que también puede acarrear riesgos y costes sociales, advirtió este miércoles la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

La Conferencia ha publicado tres informes que profundizan en estos peligros, incluidas las amenazas que las monedas digitales suponen para la estabilidad financiera, la movilización de recursos nacionales y la seguridad de los sistemas monetarios.

No es oro todo lo que reluce

El primer análisis examina las razones de la rápida implantación de las criptodivisas en los países en desarrollo, entre ellas la facilitación de las remesas y la supuesta protección contra los riesgos monetarios y de inflación.

Las recientes perturbaciones de las criptomonedas en los mercados sugieren que su posesión entraña riesgos de carácter privado, pero que, si los bancos centrales intervienen para proteger la estabilidad financiera, el problema se convierte en público.

Independientemente de la razón por la que se utilicen las criptodivisas, los mercados o bolsas de intercambio de criptomonedas desempeñan un papel crucial a la hora de permitir su despliegue más amplio.

Tales mercados funcionan como cámaras de compensación, intermediando en las conversiones entre criptomonedas y monedas soberanas.

En la actualidad, hay más de 450 criptobolsas que, en mayo de 2021, alcanzaron un valor estimado combinado de 500.000 millones de dólares en operaciones diarias, equivalente al máximo de operaciones diarias alcanzado en el Nasdaq, la segunda bolsa de valores más grande del mundo.

El mayor mercado de intercambio, que cuenta con 28 millones de usuarios, alcanzó un nivel récord de operaciones diarias en noviembre de 2021, con 76.000 millones de dólares en transacciones.

“Los rendimientos del comercio y la tenencia de criptodivisas son, al igual que los de otras operaciones especulativas, muy individuales”, destaca el informe, que añade que, en general, se ven ensombrecidos por los riesgos y los costes que suponen en los países en desarrollo”.

Y concluye: “Hay varias razones para ser precavidos”.

En primer lugar, el uso de criptodivisas puede provocar riesgos de inestabilidad financiera. Si los precios se desploman, las autoridades monetarias podrían tener que intervenir para restablecer esa la estabilidad financiera.

Además, en los países en desarrollo, el uso de criptodivisas proporciona un nuevo canal para los flujos financieros ilícitos.

En segundo lugar, el uso de criptomonedas socava la eficacia de los controles de capital, un instrumento esencial en los países en desarrollo para frenar la acumulación de vulnerabilidades macroeconómicas y financieras, así como para aumentar el espacio político.

Por último, si no se controla, las criptomonedas pueden convertirse en un medio de pago generalizado e incluso sustituir a las monedas nacionales

extraoficialmente (un proceso llamado criptografía), lo que podría poner en peligro la soberanía monetaria de los países.

El uso de las llamadas monedas estables plantea los mayores riesgos en los países en desarrollo con una demanda insatisfecha de monedas de reserva. Por ejemplo, las turbulencias de mayo de 2022 provocaron una huida hacia otras monedas estables de mayor calidad que publican tenencias auditadas de sus respaldos.

El Fondo Monetario Internacional ha expresado su preocupación por los riesgos de utilizar criptomonedas como moneda de curso legal.

El informe alerta que si las criptodivisas se convierten en un medio de pago generalizado e incluso sustituyen a las monedas nacionales de forma no oficial esta situación podría poner en peligro la soberanía monetaria de los países.

El Bitcoin es una moneda digital descentralizada que se puede comprar, vender e intercambiar directamente, sin un intermediario como un banco
Unsplash/André François McKenz
El Bitcoin es una moneda digital descentralizada que se puede comprar, vender e intercambiar directamente, sin un intermediario como un banco

Los sistemas de pago públicos en la era digital

El segundo estudio aborda las implicaciones de las monedas digitales en la estabilidad y la seguridad de los sistemas monetarios y para la estabilidad financiera.

Se argumenta que un sistema nacional de pagos digitales que actúe como bien público podría responder a algunas de las razones del uso de las criptodivisas y limitar la expansión de éstas en los países en desarrollo.

Dependiendo de sus posibilidades y necesidades nacionales, las autoridades monetarias podrían proporcionar una moneda digital a nivel del banco central o, un sistema de pago rápido al por menor.

Ante el riesgo de acentuar la brecha digital en los países en desarrollo, la Comisión insta a las autoridades a mantener la emisión y distribución de efectivo.

El coste de actuar muy poco y demasiado tarde

El último informe examina cómo las criptomonedas se han convertido en un nuevo instrumento que debilita la movilización de los recursos nacionales en los países en desarrollo.

Aunque el documento razona que las monedas digitales pueden facilitar las remesas, a su vez también pueden propiciar la evasión y elusión fiscal mediante flujos ilícitos, actuando como si fueran un paraíso fiscal donde no es fácil identificar la titularidad.

De este modo, las criptomonedas pueden también disminuir la eficacia de los controles de capitales, un instrumento clave para la preservación del espacio político y la estabilidad macroeconómica de los países en desarrollo.

Recomendaciones

La Conferencia insta a las autoridades a tomar las siguientes medidas para frenar la expansión de las criptodivisas en los países en desarrollo:

  • Establecer una reglamentación financiera integral de las criptodivisas mediante la regulación de los intercambios de criptodivisas, las carteras digitales y las finanzas descentralizadas, y prohibir a las instituciones financieras la tenencia de criptodivisas (incluidas las criptomonedas estables) o la oferta de productos relacionados con ellas a los clientes.
  • Limitar la publicidad relacionada con las criptodivisas, al igual que con otros activos financieros de alto riesgo.
  • Ofrecer un sistema de pago público seguro, fiable y económico adaptado a la era digital.
  • Acordar y poner en práctica una coordinación tributaria global en materia de tratamiento fiscal, regulación e intercambio de información de las criptodivisas.
  • Reformular los controles de capital para considerar las propiedades de descentralización, ausencia de fronteras y seudónimo de las criptodivisas.