“Tenemos que ir para un pueblo (Moca, provincia Espaillat), ¿qué vamos a llevar al pueblo? En una ambulancia que no tiene un congelador. ¿Qué es lo que vamos a llevar?”, era el clamor de Augusto Familia, un ciudadano que fue por el cuerpo de la esposa de un amigo, fallecida la madrugada del martes, tras el colapso del techo de la discoteca Jet Set que ha dejado 220 fallecidos.
La mañana de este jueves, el dolor se mezcló con la desesperación, convirtiendo la sede de Patología Forense, de la Zona Universitaria, en un completo caos.
“El cadáver ya apareció, nos dieron un código y lo tenemos desde las 7:00 de la mañana, pero para poder entregarnos el cadáver, ese código deben subirlo al sistema y esta es la hora (3:30 de la tarde) que no han subido el código al sistema”, externó Familia.
Explicó que era el quinto en la lista y “no es posible que a esta hora (3:30 de la tarde) no haya un equipo que nos dé respuesta de nuestro cadáver. Ya estamos cansados, ya estamos perdiendo la educación por los atropellos que también tienen los militares hacia nosotros”.
El caos en la zona cero, a las afueras del Jet Set, se trasladó ayer a la morgue de Patología Forense, donde decenas de familiares de las víctimas de la tragedia exigían la entrega de los cuerpos para poder despedir a sus seres queridos con dignidad.
Entre gritos, llantos y reclamos, ciudadanos denunciaron largas demoras, falta de información y un trato deshumanizado en ocasiones por parte de las autoridades.
“Desde el martes, pero primero en el Jet Set, estamos aquí y no nos dicen nada, pero el cuerpo fue levantado. Solo queremos llevarnos a mi hermano, velarlo, despedirlo como se merece y poder verlo”, exigía otra mujer, cuyo nombre pidió ser omitido, pero era hermana de una de las víctimas, mientras sostenía en la mano un papel con una foto del joven fallecido.
El desorden era tan evidente que en las primeras horas de la mañana, un oficial del Ejército dominicano tuvo que intervenir para controlar la situación y llevar calma a los ciudadanos.
Algunos familiares intentaron forzar la puerta de entrada al recinto forense, donde están los cuerpos de las personas fallecidas, mientras otros gritaban y peleaban con las autoridades producto del estrés, el calor y la impotencia.
“Esto es una falta de respeto. No es posible que nos traten como si estuviéramos mendigando algo. ¡Estamos reclamando el cuerpo de nuestros muertos!”, gritó entre sollozos Miguel, tío de una de las víctimas.
Un miembro del personal médico forense, que prefirió mantenerse en el anonimato, explicó que la situación ha sobrepasado la capacidad del centro: “Recibimos muchos cadáveres a la vez, y cada uno debe pasar por un proceso legal y técnico. Entendemos el dolor de las familias, pero no podemos entregar los cuerpos sin cumplir los protocolos”.
Hedor
Un hedor insoportable se ha apoderado de las inmediaciones de Patología Forense.
Afuera, en las respectivas áreas de espera, muchos cubren sus narices con pañuelos y mascarillas, mientras otros se alejan por momentos para evitar sentir el mal olor por demasiado rato.