De los siete días de la semana, tres Evelyn va a la Fiscalía de Santo Domingo Oeste, otros tres va a la Dirección Central de Investigaciones de la Policía (Dicrim) y si es necesario, va más días, todo con el propósito de dar seguimiento y “que la vean ahí”, buscando a su madre desaparecida.
Evelyn Abreu busca a su mamá, Ana Iris Román Martínez, de 54 años, quien desapareció la mañana del jueves 4 de julio cuando salió desde su casa en Herrera, Santo Domingo Oeste, a visitar a su padre en Los Alcarrizos.
Ana nunca llegó a su lugar de destino. Ni retornó a su punto de partida. Aquí se despertaron las señales de alerta de sus más cercanos.
“En este país hay muchos casos que la gente no va y se quedan en el olvido, yo no quiero que pase eso con mi mamá”, dijo Evelyn, mientras reporteros de este diario la acompañan durante varios días para conocer cómo es la búsqueda de una persona desaparecida en República Dominicana.
Evelyn ha llegado otra vez hasta el destacamento de la Policía Nacional en Las Caobas, donde regresa a insistir nuevamente.
En este destacamento policial Evelyn ha ido a reunirse con fiscales e incluso departamentos que no son competentes con personas desaparecidas, como homicidios, intentando obtener una respuesta que la acerque o le dé pistas sobre dónde se encuentra su madre.
Las respuestas en todos los departamentos son las mismas: “Estamos trabajando” o “llamaré a ver qué me dicen en ese departamento, pero yo sé que están trabajando” y una última “es que son muchos casos”.
Un mes después, con Ana Iris desaparecida, una investigación que parece estar en la nada y un celular que no suena con buenas nuevas, incrementa la preocupación de Evelyn al estar en el limbo, de si tendrá que regresar a Jamaica o no sin saber dónde está su mamá y con la única petición a Dios: que ella este viva.
“Que ella este viva, eso es lo único que le pido a Dios, que ella esté viva, que esté bien y que ya nos ayude a encontrarla, que ya si hay un propósito que él tiene detrás de esto, que yo no conozco, que tenga misericordia de nosotros, de la lucha que tenemos y del tiempo y la desesperación que ya llevamos con este proceso, que él lo ve, que nos permita encontrarla”, pide con los ojos llenos de lágrimas.
Evelyn vive en Jamaica, desde donde inició a llamar al número de su madre y al no recibir ninguna respuesta, se contactó con una aerolínea para tomar el primer vuelo disponible y estar al frente de la búsqueda de su progenitora, afanes en los que continúa desesperada y desgastada, pero con mucha fe, 30 días después.
“Yo me siento desesperada, pero con mucha fe, desesperada por los días que ella tiene desaparecida, pero con mucha fe, porque las malas noticias corren y mi mamá no aparece en un hospital, no aparece en ningún lado y ya hemos pegado muchos afiches y eso me da esperanza de que en algún lado ella está”, dijo una mañana soleada a las afueras de la Dirección Policía Antipandillas, donde funciona el departamento de desaparecidos y fue en búsqueda de información, el día 25 de la desaparición. Los días para Evelyn desde que llegó al país han sido una montaña rusa de altas y bajas en la búsqueda de Ana Iris, investigación que las autoridades dicen a la fecha se mantiene en cero, a pesar de los elementos que como familia han denunciado y los días y noches que han transcurrido.
Relata que desde el inicio uno de sus hermanos intentó poner la denuncia, no obstante, le informaron que era hasta pasadas las 48 horas que estaban hábiles para poder notificar ante las autoridades que Ana Iris ya no estaba en casa. “Las cámaras que graban por donde mi mamá pasa alguna graba un solo día o dos días y por esa razón esos videos ya no se pueden recuperar”, expresó mientras agregaba que los videos de las cámaras de establecimientos comerciales tampoco la pueden obtener los familiares, a menos que la soliciten las autoridades, cosa que denunció no han hecho.
Rastreo
Tras la desaparición de Ana Iris, sus familiares iniciaron a llamarla a su número celular de forma insistente, sin embargo, nunca respondió el llamado, hasta que al marcar desde un número desconocido, alguien tomó la llamada, para seguido apagar el celular y perder todo tipo de contacto.
Esto junto al registro de las últimas llamadas, que los familiares obtuvieron por sus propios medios, les permitió conocer la última ubicación donde el celular fue encendido, logrando ir con una unidad canina de K9 de la Policía Nacional hasta lo que denominan “un monte”, a las afueras de Santo Domingo, específicamente en Monte Plata, pero en el lugar se presentaron varias trabas que imposibilitaron concluir con éxito la búsqueda.
“Primero fuimos por un lugar que no era y era un lugar tan recóndito que ellos no querían ir por ahí, pero al ver que yo estaba decidida a irme con el asimilado dueño de la perra por donde ella estaba marcando y por donde estaba marcando el GPS, decidieron ir conmigo, pero ya después la perra estaba cansada y perdió el olfato y lo paramos”, cuenta con voz desilusionada Evelyn.
Lo que ha seguido de ahí ha sido nulo, puesto que dice que desde la Dirección Central de Investigación (Dicrim) no han autorizado nuevamente otro rastreo desde el último punto en que quedaron, a pesar de que el perro señaló que por la zona había algún indicio de Ana Iris.
De norte a sur; de este a oeste
Conforme pasan los días, aumenta la desesperación de ver que tu ser querido no llega a la casa, una de las principales razones que moviliza a los familiares a abocarse ellos mismos en la búsqueda por todos los lugares que le puedan dar una pista.
Esto han hecho Evelyn y sus familiares, llegando hasta Haina, San Cristóbal, Quita Sueño, Manoguayabo, Villa Mella, Boca Chica, Güibia, la Zona Colonial, Santo Domingo Este y otras zonas colocando afiches con la cara de Ana Iris.
“Pégala de ese lado, que se vea bien la cara, para que la gente la pueda reconocer”, le indicaba Evelyn a su hermano mientras colocaban afiches a las afueras de negocios en la avenida San Martín, mientras contaba que “hasta para eso había que ser estratégico, para pegar afiches”.
Además de estas búsquedas y colocación de afiches, visitan hospitales y el lugar que menos quisiera visitar alguien con un desaparecido: la morgue.
“Sí, se ha ido a hospitales… lastimosamente sí, es el último lugar que uno como familiar quisiera buscar, pero nos ha tocado”, dijo con la voz rota a punto de llorar.
En este proceso, a pesar de las negligencias que como familiares denuncian de parte de las autoridades, sí agradecen la ayuda de desconocidos y personas que por su cuenta y sin interés, se suman en la búsqueda, apoyando con la colocación de afiches y difusión en redes sociales.
“He recibido de personas como tu bien dices, desconocidos, gente que incluso sin conocer han impreso afiches y han querido colaborarnos, compartiendo en sus grupos de WhatsApp, de iglesias y se ha sentido el apoyo de gente que ni siquiera conoce”, exclamó.