La Superintendencia de Bancos contempla el seguimiento mediante la “debida diligencia” a los proveedores de servicios virtuales, pero también cuentas básicas de personas con perfiles de muy bajo riesgo y la cuenta básica de ahorros mipymes, a fin de mejorar la inclusión de perfiles que pudieran ser vulnerables por falta de historial financiero.
La información fue ofrecida a requerimiento de este medio con respecto a la vigilancia que se realiza en el país para impedir operaciones de lavado en plataformas digitales.
La institución explica que la normativa vigente exige una coherencia entre actividad económica, fuente generadora de riqueza, origen de fondos, perfil y nivel de riesgos de los usuarios del sistema financiero, indistintamente del sector, rubro, o modelo de negocio de que se trate.
Asimismo, clasifica como clientes de alto riesgo a los proveedores e intermediarios de servicios de activos virtuales (o criptoactivos), a quienes se les deberá aplicar una debida diligencia ampliada con monitoreo y seguimiento.
“Se ha diseñado mecanismos de debida diligencia simplificada aplicables a perfiles de muy bajo riesgo, como la cuenta básica para personas y la cuenta básica de ahorros mipymes, ambas concebidas para mejorar la inclusión y facilitar el acceso al sistema de perfiles que pudieran ser vulnerables por falta de historial en su perfil financiero”, indica.
La Superintendencia de Bancos dice que reconoce los retos que plantean los nuevos modelos digitales y la economía de creadores en materia de prevención de lavado de activos y, por tanto implementa distintas acciones y criterios de abordaje, como los señalados, además de jornadas de sensibilización para que dentro de las matrices de riesgos de las entidades, sean incluidas las tipologías y amenazas derivadas de las nuevas economías y/o tecnologías.
Asegura que en los últimos años ha desarrollado distintas herramientas y mecanismos tecnológicos de supervisión (suptech) que procuran fortalecer las capacidades de las entidades supervisadas para gestionar los riesgos emergentes, incluidos las transacciones realizadas por o a favor de plataformas digitales, junto con la implementación de herramientas de análisis avanzado y monitoreo digital para detectar patrones atípicos en las transacciones.
Asimismo, promueve la participación en programas continuos para fortalecer las competencias del personal en riesgos tecnológicos y constantemente mejora las capacidades internas con la creación de indicadores y otras herramientas de supervisión para ir evolucionando conforme a un entorno cada vez más cambiante.
Como también, sensibilización del sector para que las Entidades de Intermediación Financiera (EIF) adopten con rigor los controles correspondientes frente a los desafíos de la economía moderna.
“A esto se suman las alianzas con otros organismos reguladores y redes de supervisión para intercambiar información sobre tipologías emergentes y riesgos asociados y la revisión del marco regulatorio para incorporar obligaciones específicas sobre operaciones digitales, incluyendo trazabilidad, verificación de origen de fondos y análisis de coherencia entre actividad económica y flujos financieros”, señala.
Para la Superintendencia de Bancos, anticipar riesgos y garantizar que el sistema financiero dominicano se mantenga resiliente frente a las amenazas emergentes es un desafío permanente. “nuestros esfuerzos en este sentido se enmarcan en un lineamiento estratégico para mejorar la supervisión del cumplimiento de las normas de prevención del lavado de activos, el financiamiento del terrorismo y la criminalidad financiera”.
En un artículo titulado: El algoritmo del lavado, el periodista Víctor Bautista indica que más de 50 fuentes académicas, forenses y regulatorias confirma que el lavado a través de plataformas digitales ya opera con lógica industrial y con un nivel de sofisticación que supera a reguladores y bancos tradicionales.



