EDITORIAL
Gritos y quejas como si se tratara de vivir en el infierno, es lo que se escucha cada dia en las estaciones de venta de combustibles en el gran Santo Domingo y en la mayorias de provincias del territorio dominicano. Los choferes y propietarios de vehiculos no encuentran que hacer cuando llegan a abastecerse de combustible y se encuentran de que la mayorías de estaciones al parecer según las denuncias están arregladas como se le denomina vulgarmente a la marca de cantidad del combustible.
En las mayoria de estaciones del gran Santo Domingo y las provincias, por cada mil pesos que se compra de combustibles los usuarios solo reciben entre 650 y 700, y los otros se quedan en manos de los denominados bomberos o de los propietarios de las estaciones, eso habria que investigarlo para ver quienes son los autores y complices, esto ante los ojos indiferentes de Procunsumidor y el Indocal, que son los organos que deben velar por las buenas practicas del consumo honesto en dominicana.
Ante los cientos de denucias de los usuarios, cuando los ciudadanos se comunican con el Instituto Dominicano para la Calidad (indocal), estos evaden las denuncias y los remiten para Proconsumidor, lugar donde finalmente mueren los deseos de hacer justicia y las quejas, pero el problema sigue ahí, por la falta de supervisión y control de esta entidades.
El gobierno ha ido bajando su puntuación en la percepción de la población y la culpa la tienen el Indocal y Procunsumidor, ya que los órganos deben funcionar y ellos saben muy bien qué deben hacer. Desde el Indocal y Proconsumidor no se hacen experticias ni supervisiones efectivas, es decir este pais se va a joder jodio y nadie podra ayudarlo, solo Dios.
Diariodepertar.com, rechaza la incapacidad de Proconsumidor y el Indocal y pide cambios urgentes, para que se detenga el robo publico en las estaciones de combustible. Advierte al gobierno que esto estallará como una bomba de tiempo y se llevará de paro su mandato y eso sería muy triste, es mejor un cambio de funcionarios o ajustar estos a normas y buenas prácticas, que cumplan su trabajo, pero debe ser un plan de gobierno justo, urgente y equilibrado, porque la población no es tonta, ni pendeja, ella ve oye, pero sobre todo siente, cobra y guarda mucho rencor por la irritación colectiva.