«Todo eso (las cartas recibidas) lo he puesto en manos de las autoridades por si hay posibilidades de indulto para esas personas», dijo Ortega en una insólita entrevista en la televisión estatal.
Francisco visitará Cuba del 19 al 22 de este mes, en ruta hacia Estados Unidos, y se convertirá en el tercer papa en llegar a la isla en 17 años, tras Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI, en 2012.
«No se si la habrá (amnistía) o no, quizás si la haya, esto es algo que depende de la libertad del estado cubano», dijo el cardenal en la primera entrevista a un alto jerarca en la televisión estatal cubana en 60 años.
Señaló que las causas fundamentales de las condenas que describen las solicitudes son por «delitos económicos» u otras faltas comunes, y en menor medida por motivos políticos.
Recordó que el gobierno comunista ha accedido en varias ocasiones a la liberación de presos por petición de la Iglesia, como en la década de los años 80, cuando liberaron unos 1.000 por petición de la Iglesia de Estados Unidos.
También hubo indultos con motivo de las visitas papales, casi 3.000 presos liberados antes de la visita de Benedicto XVI y unos 135 presos políticos fueron excarcelados entre 2010 y 2011, como resultado del diálogo entre los obispos cubanos y el presidente Raúl Castro.
El cardenal repasó las ondulantes relaciones entre la Iglesia y el gobierno comunista cubano en mas de medio siglo, «un camino largo, a veces difícil, contradictorio», pero que mejoró tras la declaración del carácter laico del estado, en 1991 y la visita de Juan Pablo II, en 1998.
«El diálogo es siempre el camino para la Iglesia con respecto a su presencia en la sociedad», apuntó. Recordó que la Iglesia también intercedió en favor de las Damas de Blanco, familiares de presos políticos que marchan cada domingo por calles de La Habana, pidiendo la liberación de sus seres queridos.
Restó importancia a recientes críticas que le hicieron opositores en medios anticastristas por su relación con el gobierno, a los que extendió su perdón.
Pero como respuesta indirecta, citó una frase de Benedicto XVI que Francisco hizo suya: «La Iglesia no está en el mundo para cambiar gobiernos, la Iglesia está en el mundo para penetrar con el evangelio el corazón de los hombres y los hombres cambiarán el mundo».