Los escándalos de corrupción derivados del gobierno de Danilo Medina, colocan otra vez contra las cuerdas al opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD). La adversidad se precipita ahora al entrar en una compleja recomposición interna, tras la división y derrota electoral que acabaron con 20 años de control casi absoluto en las instituciones del Estado.
Su presidente, el expresidente Medina, fue un abanderado de la lucha contra la corrupción. Al inaugurar su mandato el 16 de agosto de 2012 prometió investigar las denuncias por el solo rumor público. Buscando hacer un país ético, transparente y poner fin a la impunidad.
Las falencias de esa promesa se convertiría ocho años después en un búmeran para el exgobernante y el PLD, cuando las extendidas denuncias de corrupción en el gobierno, sin ninguna consecuencia, fueron el arma a tomar por los opositores para proscribirlos del gobierno.
Un sorprendente debate marcó la pauta en 2015. El propio mandatario enfrentó al embajador de Estados Unidos en el país, James Brewster. El diplomático había advertido que la corrupción es un cáncer, que retrasa el crecimiento, afecta el comercio e impide la aplicación de la ley.
Medina, molesto, desorbitó los ojos de la población: “Es que hablar en términos genéricos siempre es peligroso, porque cuál es la corrupción, dónde están los escándalos en términos de corrupción en el Estado dominicano”.