El Periodo Jurásico en la NBA ha terminado. Los Celtics de Boston echaron a los Raptors de Toronto de la burbuja de Orlando, ganando el séptimo y definitivo en la semifinal del Este 92-87
A todos los aficionados les gusta ver un partido de matar o morir a 48 minutos, que si ganas, avanzas, pero si pierdes te vas para casa, pero la realidad es que son partidos mucho más físicos y menos vistosos en la ofensiva. Más músculo, menos arte, y este no fue la excepción.
También se dice que el baloncesto es un deporte de rachas y este partido tuvo una primera mitad como perfecto ejemplo. Boston salió encendido, con 19 puntos en los primeros 6 minutos y medio para ir ganando por 12, pero anotaron apenas 10 puntos en los siguientes 10 para irse abajo 35-29, pero los Celtics cerraron la mitad con parcial de 21-11 para llegar al descanso ganando 50-46.
El tercer cuarto vio como se comenzaba a bajar el ritmo. Los tiros comenzaron a no caer, pero los Celtics tuvieron más respuestas en manos de Jayston Tatum (29 puntos, 12 rebotes y 7 asistencias) y Kemba Walker, que tras el acto de desaparición en el sexto de la serie, anotó 14, que no suenan a muchos pero fueron canastas en momentos importantes.
Después de 36 minutos, la diferencia era solo de un punto, 72-71 Boston. 12 minutos para definirlo todo y los Celtics ejecutaron mejor. Toronto terminó con 18 pérdidas, que los Celtics aprovecharon para sacar 31 puntos fáciles ala contra. Dos de esos parecían ser muy costosos, porque Jaylen Brown cayó mal tras un mate y parecía una lesión seria. No fue así, para fortuna de los verdes.
