La tensión aumentaba ayer entre Rusia y Estados Unidos tras las nuevas sanciones, que parecen poner fin a cualquier esperanza de mejorar las relaciones entre ambas potencias desde que comenzara el mandato de Trump.
La decisión de Moscú de reducir en casi dos tercios el personal de las misiones diplomáticas estadounidenses en Rusia, no deja duda. Seis meses después de la llegada a la Casa Blanca del magnate las tensiones fueron en aumento en la nueva Guerra Fría que se estableció entre Moscú y EEUU.
“Deseamos un avance sólido de nuestras relaciones, y constatamos con pesar que por ahora estamos lejos de este ideal”, reconoció ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Salir de esta situación requiere (…) querer normalizar las relaciones y renunciar a los intentos de imposición a través de las sanciones. Pese a todo, el presidente señaló nuestro interés en continuar cooperando allí donde se encuentren nuestros intereses”, añadió.
Las relaciones entre los dos países, ya empañadas por los conflictos en el este de Ucrania y Siria, se ven ahora envenenadas por las acusaciones de injerencia rusa durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que Washington está investigando. Después de una votación para imponer nuevas sanciones a Moscú, Rusia respondió decidiendo una drástica reducción del personal de las legaciones estadounidense en suelo ruso.