SANTO DOMINGO. Fernando Peña Defilló ya es memoria, ya es huella, ya es siempre. Falleció en la noche del miércoles en Jarabacoa, de un infarto. Había nacido en 1926, y a los 90 años sufría “un sigiloso quebranto que lo mantenía en frágil estado de salud desde hace varios meses”, dijo una nota oficial sobre su deceso.
Sus restos no serán velados, por deseos propios. De hecho, según supo DL, su cadáver fue cremado ayer, y al noveno día de su fallecimiento se hará una misa en su memoria.
“Con la partida de Fernando Peña Defilló, el Caribe pierde uno de sus grandes artistas, uno de sus grandes seres humanos. Más allá de su condición de creador, fue su dimensión humana, inquisidora, revolucionaria y de ruptura la que dio visibilidad a cuestiones perentorias que atañen a nuestra sociedad contemporánea”, dijo a DL desde Buenos Aires, la crítica de arte Sarah Hermann.
Para la directora de la Galería Nacional de Arte, Marianne de Tolentino: “Las últimas obras suyas datan de fines de abril de 2016. Así que ha sido una pasión y una entrega total. En la pintura dominicana ha habido cuatro o cinco grandes maestros y él es uno de ellos”, apuntó, aunque según otra fuente, el artista trabajaba en una obra que dejó inconclusa.
Los temas que trató fueron el paisajismo y la naturaleza, la condición humana y los temas sacros, tanto de la religión católica como otras creencias. “Era un estudioso del budismo y de la doctrina de la sabiduría”, según De Tolentino.
Destacó igualmente su labor como crítico de arte. “Escribió en El Caribe entre 1972 y 1978 crítica sobre arte dominicano, con mucha valentía, mesura y de una manera muy justa”, expresó y recordó que casi nunca volvió a salir del país.
Peña Defilló se empeñó en ser un pintor esencialmente dominicano y caribeño. Su maestría tuvo que ver con el dominio de los colores, la exaltación de la brillantez tropical, como si el sol y la vegetación, los ríos y los pájaros se hubiesen puesto de acuerdo para entregarle sus colores y su frescura, con el fin de tomar una nueva vida en sus lienzos.
Ante el deceso, el ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, manifestó su pesar, y opinó que Peña Defilló será por siempre un referente en el desarrollo del arte dominicano, gracias a su fructífera trayectoria y compromiso permanente con lo esencial nacional.
“La producción pictórica de Peña Defilló se constituye en un repertorio de imágenes que nos permite registrar la ardua, dilatada y fructífera persistencia de una personalidad artística de exquisita sensibilidad poética, donde la naturaleza y la condición humana siempre han sido los protagonistas de sus obras”, dijo.
“Era un humanista de vastos conocimientos y profundas inquietudes sociales e intelectuales”, agregó.
Sobre sus años residiendo en esa localidad montañosa, el maestro escribió previsoramente: “Allí encontré el tiempo y el espacio necesario para plasmar todas las imágenes que bullían y que aún bullen en mi mente… y siguen siendo tantas las imágenes que tendré que renacer en la misma identidad en la que ahora me manifiesto para pintarlas todas… Dejo abierto este relato de sensaciones y emociones, por si acaso regreso”.