La República Dominicana, pierde muchísimo dinero, sustraído a través de la corrupción y de las falsas promesas de la mayoría de funcionarios públicos, que viven discursando, lo que en el corazón no siente, ni en la práctica ejecutan.
Un ejemplo de ello, es el fracaso que ha tenido la Policía Nacional, la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), y el Ministerio de Interior y Policía, pues estas agencias, supuestamente de orden y seguridad, han permitido que las calles de las principales provincias y especialmente el Distrito Nacional y el gran Santo Domingo, se llenen de limpia vidrios, locos y pedigüeños.
La inseguridad más horrible, la representan en la actualidad, los limpia vidrios, pues estos de manera abusiva, lanzan a los vidrios de los vehículos, sin importar que los mismos vengan del Car Wash, una esponja sucia y asquerosa, obligando a que los conductores y propietarios de vehículos, tengan que avocarse a una discusión personal con los autores de esta inconducta, lo que provoca a la vez, tener que bajar el vidrio, discutir con personas, que son en su gran mayoría, delincuentes nato, que sólo esperan la oportunidad de que un conductor baje el vidrio, para atracarle o buscarle problemas.
También las calles están llenas de locos y anormales, en ninguna época como ahora, se habían vistos tantos enajenados mentales, parece como si el gobierno hubiera trazado una política de maltrato contra los ciudadanos, que solamente salen de su casa, a encontrar problema, con un limpia vidrios, o que un loco les dé una pedrada y les arranque la vida o que un pedigüeño lo atraque.
Las calles están llenas de pedigüeños, en su mayoría haitianos, niños, adolescentes, mujeres embarazadas, inválidos, lo que representa el fracaso de la Dirección General de Migración, y de las agencias de seguridad, igual que el fracaso del CONANI, que no debe desaprovechar la oportunidad, para llevar a un lugar seguro a esos niños que deambulan por las calles, porque sus padres lo utilizan como instrumentos, para frustrarles su futura vida.
El Gobierno de la República Dominicana, no tiene ninguna política que se considere efectiva, para resolver estos males tan graves, como la locura, la mendigación y la inseguridad en las calles, los hospitales psiquiátricos no funcionan, no existen casas de albergue para los niños que andan pidiendo en las calles, y para que crean que el gobierno tiene una buena política migratoria, han dejado que las calles se llenen de haitianos pidiendo, para que todo aquel que lo vea, llegue a pensar que hay libertad migratoria en la república dominicana, realmente la política sociales del gobierno dominicano, se hundieron y se fueron a la borda, porque los funcionarios públicos sólo se preocupan de acumular riquezas personales, y los ciudadanos normales, en la actualidad, andan en graves peligro por las calles, por los males que se han denunciados.
Por otro lado, un grupo de personas se han adueñado de las calles, y tan sólo un vehículo se parquea, aparecen diez parqueadores, a los cuales hay que pagarles más de cien (100.00), pesos, cuando terminan las diligencias, de lo contrario hay un problema seguro, esto representa el fracaso de la política de seguridad de los Ayuntamientos y los Policías Municipales igual que la Policía Nacional, que debe y está en la obligación de ofrecer seguridad interna.
Muchas personas están pensando tener la oportunidad de irse del país, algunos tienen esa oportunidad y otros están predestinados a joderse, o a perder la vida en las calles dominicanas, todo porque no funcionan los servicios sociales, los órganos de seguridad y esto constituye una barbaridad, una catástrofe social, que sólo asegura vida buena y sana para los ricos y millonarios.
Diariodespertar.com, llama a la atención y la reflexión del gobierno, de las instituciones del Estado, desmiente de manera categórica, que la República Dominicana sea el país donde la gente es más feliz, por el contrario, aquí todo el mundo está triste, amargado, reprimido, impotente y solamente están felices los funcionarios del gobierno, que no transitan de manera normar por las calles, que no se les acerca un limpia vidrios, que no le llega un pedigüeño y que un loco jamás le romperá su vidrio y mucho menos un parqueador le cobrará por el espacio público.